lunes, 15 de septiembre de 2014

DE AQUEL VIENTO, ESTA TEMPESTAD

Ya se lo decía yo, aunque no pudiera enterarse. ¡Vete! ¡Vete de este país llamado Saturno porque se come a sus hijos, a sus mejores hijos! Hay que saber irse. Si Franco se hubiera ido en su momento, quizá la cosa no hubiera llegado a donde llegó. No sé quién se fue en plena gloria y en plena juventud. No sé si el que así lo cantaba era Jorge Negrete, pero lo parecía. Es difícil y duro galopar como lo hacía Gento, y bello lo que hacía, pero es más bello irte mientras aún la gente te quiere y reconoce todo tu esfuerzo y todas las tardes de gloria que les has dado. Nadie sabe si la culpa la tiene Sara Carbonero por haberse ido de la boca, como algunos apuntan, o Mouriño, como yo afirmo. Mouriño pasará a la historia como el pobre hombre que quitó a Casillas de la portería sin otra intención que humillar al mejor y quedar él como el mejor. Chulería lusitana. Me recuerda la película del Oeste. El pistolero mataba al bueno nada más que para indicar que a él le importaba un huevo la vida de los demás y que al que se moviera le pegaba otros cuatro tiros para así hacer él lo que quisiera. Lo que movió ese portugués aún colea y le va a costar la vida futbolística a Iker y mucho sufrimiento a la persona. Debiste haberte ido cuando lo viste venir. ¿Te imaginas ahora en Inglaterra o Alemania venerado como un ídolo y tú jugando sin la presión que te mete la prensa en Madrid. Ya nadie te va a perdonar nada. Tengas o no la culpa. Sea Benzema el que no cubre bien o Arbeloa el que ya está tieso y chulo, porque de él viene el daño. Seas culpable de una pifia o de una parada sensacional, una parada de San Iker. Pero ahora estás en el infierno de la popularidad. Aún estás a tiempo de irte a Europa y dejarte tanto malestar aquí. Tus compañeros tampoco te ayudan mucho, pero... Para Navidad espero que hayas recapacitado y juegues en la Premier. Y no vuelvas hasta que Florentino Pérez haya sido levantado de su poltrona. Hay, pues, una moraleja -o varias- en todo este entramado. Uno debe aprender a irse, Florentino incluido, quien, para entretenerse, debe comprarse un mono. ¿Por qué ha destrozado algo que funcionaba? Tampoco hay que comparar a nadie con nadie: equivocarse es de humanos. Como ayer Diego López hizo la de Jaimito y se le quedó cara de tonto. Diego López nunca ha sido mejor portero que Casillas: lo han hecho así los mouriñistas, los partidarios de ese portugués. Yo me vine de mi pueblo a Cabarna y nadie me echa de menos. Supe irme a tiempo. Pero lo peor es tragarte que te pasa algo duro porque un inepto, un algo, quiso humillarte y tuvo en sus manos el poder suficiente para hacerlo porque se lo dio Florentino que nunca ha sido partidario de Casillas. Mouriño se fue. Pero aquí a dejado a un portero, Iker Casillas, gloria futbolística nacional, hecho unos zorros.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA VIOLENCIA DE LA PESADEZ

Estoy cansado de abrir el periódico y encontrarme con la cosa catalana. Que si nación incongruente el día de San Arturo Mas, o de San Jordi Pujol o de José Luis Carod Rovira o ese de ERC que sale en los telediarios, Junqueras o algo así. ¿Por qué tanta amenaza? ¿Por que tanta mierda esturreada desde los ventiladores de la Generalidad? ¿Es por dar el follón? ¿Es por dar la lata? Pues ya está bien. Como a mí no me preocupa vuestro futuro, sino el de España, por mi parte ya sabéis que no me afecta. Me gustaría que frente a esa dictadura de derechas impuesta en Cataluña, hubiese una iniciativa nacional, de España, sí, de España, para ver cómo va la sociedad civil en esa Autonomía, que ha sido la más cuidada políticamente hablando desde que me reconozco, es decir, desde la postguerra. Se puede pensar que esa independencia, que va a obligar a al Farça a jugar al fútbol con Andorra de los Pujoles, solamente tiene por objeto tapar la corrupción de CiU o parte de la coalición, la de los Pujol, la que apoya Pepe Hucha desde sus heredades muniquesas. (Soy del Leverkuesen, porque  de allí es mi nuera). Cataluña, y es una pena, sobre todo porque esta situación la han provocado cuatro piliticastros que sólo se miran en el espejo de la soberbia y la avaricia, se va a convertir -espero que no- en una balsa de piedra a lo largo del Mediterráneo, chocando con la falla tectónica que se la va a engullir. Lástima. Sería importante que la visión política de los políticos españoles -incluidos los catalanes- supieran solucionar este negocio sin causar más daño que soportar la violencia de la pesadez catalanista.