viernes, 28 de abril de 2017

EN EL CIELO DE LOS JUSTOS

Alicia Bleiberg acaba de comunicarme el fallecimiento y entierro de su madre. Falleció pacíficamente a los 97 años de edad. Es una realidad que sean muy poco los que hayan conocido esta efemérides porque ahora pocos o muy pocos tienen en cuenta estas cosas. Era esposa de Germán Bleiberg, poeta garcilasista primero y una voz honda y personal después, sobre todo en su etapa neoyorquina, de la poesía española de la postguerra, aunque hoy permanece olvidado.. Debió ser una belleza porque el enamoramiento fue un flechazo. Fue una mujer inteligente e intelectual, universitaria, trabajadora. Cuando la naturaleza la venció, pasó sus últimos días en lugar apropiado, porque su hija Alicia es ya bastante mayor y es ella la que necesita cuidados. Dios la acoja en su cielo y que su cuerpo descanse en paz. Un abrazo muy fuerte a su familia a la que conocí en el verano de 2015.

JPQ DIXIT Y POR ELLO LE DOY LAS GRACIAS


Quiñonero: pensamiento, literatura, imagen


Si tuviese que decir lo que pienso, refiriéndome a otro, diría que trabajos de este tipo justifican una obra.
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El libro Juan Pedro Quiñonero: pensamiento, literatura, imagen (Diego Martín Editor), de José Luis Molina, se abre con una cita de Santos Sanz Villanueva:
“JPQ acomete, en el último trecho del franquismo, una de las aventuras literarias más radicales de nuestras letras, congruente con un radicalismo moral y político al cual sus libros proporcionan forma escrita…”.
A partir de ahí, a lo largo de doscientas páginas, José Luis analiza mis primeros escritos en INFORMACIONES de las artes y las letras, mis primeros libros (Proust y la revoluciónRuinasMemorial de un fracaso), mis colaboraciones en Destino y Cuadernos Hispanoamericanos, la totalidad de mis ensayos y novelas, para terminar intentando comprender cómo esa obra en marcha se relaciona con mi fotografía y la escritura de este blog / cuaderno de notas (12.423 entradas, 54.203 comentarios, más de cuatro millones de visitas, al día de hoy).
Miro hacia atrás, vuelvo al índice del ensayo de José Luis, y… vanidades al margen, advierto que es muy raro que un estudioso se detenga con tanta minuciosidad y generosidad en la obra de un escritor.
José Luis conoce mucho mejor que yo, sin duda, los recovecos de una obra parcialmente dispersa en periódicos y revista. Lleva muchos años explorando ese laberinto íntimo, que yo tengo parcialmente olvidado.
Su trabajo de rescate de mis cosas en Destino y Cuadernos Hispanoamericanos abruma por su minuciosidad.
Su análisis de Memorial de un fracaso me recuerda que ese volumen es la síntesis del primer Quiño.
Su comparación de las dos ediciones / versiones de Escritos de VN permite comprender la evolución de su autor, que soy yo.
Su perspectiva de la mi homenaje novelesco a Italo Calvino, seguido de la trilogía de Caína (La locura de LázaroUna primavera atrozLa dama del lago) instalan esos libros en una perspectiva que va mucho más allá de mis novelas.
Sus comentarios sobre De la inexistencia de España y los seis volúmenes de la serie Una temporada en el infierno recuerdan que, en verdad, esos ensayos son una parte esencial de mi trabajo, entre el seguimiento de la actualidad, en este blog, y mi reflexión de fondo sobre la naturaleza histórica de España.
José Luis ha tenido la santa paciencia de seguir mis locuras incluso a través de los comentarios y análisis de una larga relación de colegas y amigos… Santos Sanz Villanueva, Rafael Conte, Tono Masoliver, Ricardo García Cárcel, Juan Ángel Juristo, A. García Galiano, Jordi Amat, Baltasar Porcel, Gonzalo Sobejano, Fernando Quiñones, Rosa María Pereda, José María Pozuelo Yvancos, Fernando Valls, Sergio Vila-Sanjuán, José Julio Perlado y los anónimos redactores / redactoras de la entrada JPQ en Wikipedia, aparecen puntualmente, entre bastantes otros, comentando con amistosa generosidad mis sucesivas locuras.
¿Cómo no estar abrumado..?
José Luis termina su libro evocando las relaciones, más profundas de lo que pudiera parecer, entre mis ensayos, mis novelas y mi fotografía última, a partir de un legendario y mal conocido poema de Vladimir Nabokov, La instantánea. Detalle que ilumina la raíz primera y más secreta del origen último de mi obra.
Quede constancia de mi gratitud, bastante emocionada, oigan. Con un abrazo grande, grande.
Amén.
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PS. Sospecho que, tras esta filípica, quizá debiera tomarme unas bien merecidas vacaciones, en algún hotel de la Costa Azul de luminosos recuerdos.

COMENTARIOS

  1. Bravo! Me sumo a las felicitaciones. A tí, al autor, y a tus lectoras & lectores: esta parece ser una guía magnífica para seguir tus muchos meandros creativos
  2. Me hubiera gustado estar más preparado para hacer una cosa mejor. Hay un argumento positivo: te lo mereces. Encaso contrario, hubiera estado callado. En segundo lugar, hay que observar que muestro tu teoría y argumento con tus escritos. Bien es verdad que te conozco bien, a ti y a tu obra. A la obra en sí y a ti como autor. Por eso, he procurado que seas tú el protagonista. Ojalá lo haya conseguido. Abrazos desde Lorca. José Luis
  3. Quiño, ya falta menos para el Cervantes.
    Lo afirmo desde la convicción. “De la inexistencia de España” es ya un libro canónico, se coincida o no con las tesis planteadas.
    – Saludos tarraconeneses –

jueves, 20 de abril de 2017

ÚLTIMO LIBRO PUBLICADO


Acaba de salir de la imprenta el libro que tenéis en la imagen. Juan Pedro Quiñonero (Totana, 1946) es el corresponsal en París desde 1983 del diario ABC. Es el creador de un blog que se llama unatemporadaenelinfierno que, al menos yo, visito diariamente. Ensayista, novelista y fotógrafo flâneur. Se puede encontrar el libro en las librerías de Diego Marín, Murcia.
Santos Sanz Villanueva le escribe a Paris hablándole del libro y JPQ le responde:

Me alegran mucho tus palabras. Ese libro comienza con una cita tuya, de una generosidad que me ruboriza.
Si... JLM me ha consagrado un tiempo, trabajo y energías que me abruman, desde hace años.
Decir que cosas así "justifican una vida" quizá suene un poco altisonante. Pero, en verdad, algo hay de eso. Generosidades al margen, JLM me conoce mucho mejor que yo mismo, sospecho. Y ha tenido la santa paciencia de buscar, repescar y poner en perspectiva muchas cosas que yo mismo tenía olvidadas. En fin... una alegría profunda.

Después, JPQ se refiere a mí:

"Sí, coincido en tus reflexiones sobre la marcha general de los negocios públicos / culturales. Dicho eso, sigo siendo un creyente en las cosas de la palabra. Y trabajos como el tuyo, de lectura, anotación y clasificación me parecen tan o más esenciales que ayer. En una sociedad donde "todo vale", el trabajo de quienes ponéis orden en todo ese lío comercial es pura y sencillamente indispensable, si. Y quienes vengan, mañana, os lo agradecerán muy mucho, claro."

¿Y qué me dice Santos Sanz Villanueva a mí?

Amigo José Luis: ¿qué tal te va? Te veo tan emprendedor e infatigable como siempre. Eso deduzco de tu Quiñonero, al que le he echado un buen vistazo --aunque lo dejo pendiente de una lectura reposada con lápiz porque hay cosas que subrayar-- y me ha gustado, además de apreciar un intenso trabajo. He tenido una impresión curiosa: tu escritura tan libre me parece estar influenciada --lo digo en sentido positivo-- de la escritura del propio JPQ. Por otra parte, cumples una gran labor de reivindicación, y de simple presencia en la sociedad, de un escritor tan interesante como desatendido. Quizás por la exigencia/dificultad de su obra, quizás por su planteamientos políticos/ideológicos/ morales. Así que enhorabuena y un cordial abrazo.

sábado, 1 de abril de 2017

MAGDALENA CAMARGO LEMIESZEK, DONCELLA CON MANOS (III) CONTINUACIÓN




La doncella sin manos
Padre, aquí están mis manos.
Yacen sobre la hierba, inertes,
como si no hubiesen conocido movimiento.
Como si nunca hubiesen estado unidas a mi cuerpo,
nacido conmigo, sostenido una piedra
y aplastado, con esa misma piedra, los caracoles del jardín,
o dibujado figuras en la nieve
cuando mi boca no había conocido todavía las palabras.

Ya no las reconozco.
Podría decir, incluso, que nunca fueron mías.

Ahora se hace tarde. El sol se oculta
del lado opuesto al acostumbrado,
no busca la montaña.
Se dirige lentamente al bosque,
dejándose caer sobre las ramas,
y la tierra tiembla
porque las raíces se agitan con violencia,
presintiendo la música del incendio,
la imagen del bosque encendido como una hoguera que brilla
                                                                                  para nadie,
y el fuego danzando como el oficiante de un rito
cuya cadencia alguna vez conocimos,
pero ya hemos olvidado.

Y sin que una sola hoja arda
el sol se hunde hasta posarse en la tierra,
como si el fuego hubiese perdido toda consistencia,
y como una fruta que dividimos con las manos
el sol se abre
y la luz es un licor viscoso
y desde la semilla surge la silueta de un hombre
sin rostro y sin sombra.
Solo un contorno oscuro que deambula para recobrar lo que ha perdido.

Y sé, así como la criatura que intuye el aliento de la fiera oculto
                                                                             tras la fronda,
que soy la presa y el tesoro.
Y vendrá aquella silueta y se detendrá frente a mí
y me tenderá su mano para llevarme consigo.
Y yo devolveré el gesto, olvidando por completo el peso del acero,
las amapolas que brillan a mi lado,
y que me pertenecen esas manos que yacen,
inertes,
en la hierba.

Así se abre el libro de referencia, el que nos ha dado pie para hacer alguna divagación sobre el libro que nos ocupa, La doncella sin manos. Hay dos características que quiero señalar en su poesía porque son importantes y no quiero que se me olviden. La primera es la desmitificación del cuento que comparte título con el libro de poesía de MCL.

Magdalena Camargo Lesmiezek. Photo Sara Marin
Como supongo que ya habréis leído el cuento de los Grimm, puedo señalar que el hombre viejo que aparece en dicho cuento no es otro que el demonio. También dejo señalado que en el libro de MCL siempre aparece la "silueta de un hombre sin rostro y sin sombra". Concretamente, en este poema aparece "un contorno oscuro que deambula para recobrar lo que ha perdido". En el cuento, para librar a la niña de caer en las manos del demonio, un ángel la protege. Ella misma, tras la cobardía paterna por la que es desposeída de sus manos, decide emprender una nueva vida que la lleva a ser reina, a que las manos vuelvan a su manera original y a que el rey le hiciera unas de plata que sólo sirven para reconocerse. Quizá sean los premios por ser buena aquella niña a la que su padre le corta las manos por su ambición, por hacerse rico. Magdalena Camargo Lesmiezek, quizá por la práctica de un feminismo comedido, al menos en su lenguaje, cosa que le agradezco, decide escapar a cualquier proteccionismo y no ve claro eso de apartarse de la tentación, digamos, sino que es capaz de aceptar la mano que se le tiende. Es conocedora de su poder, al verse presa y tesoro, y eso es un halago para ella. Al menos, un aliciente. Y sabe también que esa mano tendida para llevarla con él ofrece una aventura mayor que si se queda cumpliendo su cometido: "Yo le devolveré el gesto". Hay que leer de nuevo el poema, una vez en posesión de todos los elementos de comprensión, si se quiere gozar del escrito de la poeta polaco-panameña. El cuento queda desprovisto de cualquier connotación religiosa, luego hay una superación intencional, y apenas hay referencia alguna erótica.
La segunda característica que quiero dejar señalada es algo casi puramente formal. MCL titula todos los poemas. Pero muchos de estos títulos apenas anticipan lo que va a suceder en el poema o ni siquiera tienen relación. El significado del título se va conformando según y cómo el poema se construye porque las palabras van ahormando secretamente el pensamiento/sentimiento que en el momento de coger el lápiz para escribir está lacerando y haciendo sufrir a la poeta en este caso. Porque crear hace sufrir. Manos, en el poema, tiene un significado metafórico. La poeta no reconoce las manos a pesar de haberlas tenido para garabatear con sus dedos en la nieve polaca. El olvido de las manos en la hierba viene a indicar la aceptación de un nuevo paisaje que es el de la hierba panameña, superada la emotiva situación de una territorialidad que un momento le creó problemas de señas de identidad superados con total inteligencia. (Continuará)


Lalka

a ti, a tu voz de muchacho
Es cierto, amor mío, que no estoy al norte.
No hay flores de sílice en mis jardines.
Me habitan zorros transparentes,
la escarcha tatuada en el rostro de las ramas,
y un piélago sin islas,
abierto frente a ti como una mano.
No soy la vera de tu viaje
ni la aurora agitándose como un pañuelo en la noche interminable,
por meses arrojada contra los relojes,
por meses, de pie, entre nosotros.
Ahora sabemos que el frío también es un lenguaje,
y que la vastedad de la tundra aguarda como otro paraíso.
No olvides, amor, la turbia porcelana de mi cuerpo,
el almidón de mis trajes cambiado por polillas,
el pelo derramado, revuelto por la sombra,
hoy que el siete es la premonición de nuestro abismo,
el sombrío perfil de nuestra cuerda,
el ángulo triste
y la caída.

Este es un poema juvenil de Magdalena Camargo Lemieszek