viernes, 9 de septiembre de 2011

SI TE COMES UN LIMÓN SIN HACER MUECAS...




Mi ocupación primera, en cuanto a lectura se refiere, se llama La muerte de Virgilio (edición castellana de 2007), de Hermann Broch (1886-1951). Es la segunda vez que la leo. Pero es una novela muy densa, muy interesante, porque, como se lee en la contraportada, "Broch se plantea a lo largo de la obra cuestiones como la posibilidad del conocimiento y, muy especialmente, la función del arte en un tiempo de crisis". 
Pero, según mis impulsos, en alguna que otra ocasión, hago un hueco para variar las lecturas, porque, en el caso de La muerte de Virgilio, la lectura de esa novela puede durar un año. Así que, anoche me leí, también de un tirón, el libro de cuentos de Sergi Pàmies Si te comes un limón sin hacer muecas. Es un conjunto de doce cuentos, con un prólogo de Enrique Vila-Matas, en el que cuenta ingeniosamente, como no debe ser menos tratándose de este escritor, qué le parece al novelista el autor y sus cuentos.


Lo que más destaca de estos cuentos es el tratamiento que le da el autor. Se trata de cosas sencillas, de cosas de la vida de cada día, que cobran otra dimensión por cómo maneja la situación y el resultado que consigue. No es necesario admirar un buen lenguaje, que lo tiene, porque lo que prima es el aparato argumental, la sorpresa que consigue para el lector comprobar cómo, poco a poco, varía lo que se espera y se sonríe hasta con el cuento más dramático. Si tuviera que elegir alguno como definitorio de por dónde va la vida, elegiría Sangre de nuestra sangre, por lo criminal que resulta la situación: un padre que ama a su hija, que ama a su esposa, que viven bien, que no tienen problemas, hasta que todo cambia porque la hija les pide a los padres que se separen porque ella es la única niña de su clase que tiene unos padres que viven como un matrimonio tradicional. A cualquiera se le hiela la sangre pensando que eso puede llegar a ser, que no es ficción.


La conclusión aparece en el último cuento Precisamente estábamos hablando de ti. Un caballero se ve obligado a irse de su casa instado por su esposa y así lo hace. Se encuentran circunstancialmente y quedan en verse de nuevo. Suena el teléfono y piensa que es ella. Pero no lo coge: "He escuchado en la radio que si te comes un limón sin hacer muecas, todo lo que desees se cumplirá, pero me da miedo probarlo, hacer muecas y que ningún deseo se haga nunca realidad".

jueves, 8 de septiembre de 2011

LA BESTIA CONTRA LA BELLA O GELLIS MULLER CONTRA RAFA NADAL


He estado esta tarde -escribo a las 20,26 hora española del día 8, festividad de la Virgen de las Huertas, patrona de Lorca- viendo el partido MULLER - NADAL, que ha acabado ganado el español por tres set a cero. A Muller no lo quiero para novio de mi hija, sólo saque y volea, pero lo traigo a esta Calle Tranquila porque hoy, no es que haya aprendido mucho de él, sino que he podido ratificar muchas de las cosas que he pensado a lo largo de mi vida y que dan alas a mis fobias. Muller es un "cañonero" que no aplica mucho la pausa, el ritmo y la destreza a su juego. O sea, ver este partido pobre de juego -por no decir que verlo jugar- desata pasiones en contra. Es la fuerza bruta contra la habilidad, la imaginación, el juego estratega. Tipos como este van contra el espectáculo del deporte. Y contra el que juega con inteligencia. No me refiero a Muller como persona, sino como jugador de tenis, sí, ese que ha perdido con Rafa Nadal. Es fácil suponer que no hago juicios de valor de persona alguna, ni de la suya, más bien, de ese tipo de juego. Es como el defensa que corta un regate sutil con una patada en la ceja.


El que Ortega y Gasset avisara de la subida del hombre común al poder político y otras situaciones de la época -migración, mundialización de los sistemas políticos aferrados al mito de la democracia como oposición a las dictaduras del proletariado o no, economías emergentes, situación social y cultural europea, etc.- por medio de su ensayo La rebelión de las masas (1931) daba a entender ya que había una cierta unificación de base y apogeo de "la masa", de la que cada uno podía escapar por medio de la autosuperación. Cuando leí a Umberto Eco en Apocalípticos e integrados (1965), entendí que no habían ganado los mejores. En el afán de que todos contasen con las mismas oportunidades, se había comenzado a igualar por abajo. En la actualidad, ya sabemos lo que hay. Los que leían a Superman y otros tebeos están ya en la Universidad. ¿Cómo? Por haber rebajado los contenidos de las disciplinas, equivocando el sentido de Universidad y haciendo mileuristas -si llega- a la juventud sin esperanzas y liquidada para un par de generaciones por la miopía de la política "progresista" (¿?) de este último gobierno que nos desgobierna, que quizá sólo busca, no regenerarse, sino que le llenen de nuevo las arcas y con las políticas sociales (¿?) las vuelvan a vaciar, cuando la gente olvide la política general puesta en escena. En la Universidad hay ya algún que otro profesor, como informaba hace unas entradas, que enseña los grafitti como muestra de la "cultura de masas". Pues, qué bien. La Universidad está puesta al día. Pero quizá la noche sea lo que se cierna sobre ella. Como hace la noche tan oscura ahora mismo con Calabardina, en la que sólo se ve las luces de las casas.


Y de aquí ya podemos enlazar con el principio: si el "cañonero" de turno -saque y volea- gana con la fuerza bruta y derrota al inteligente, la inteligencia queda en dificultades, en minoría, en un status social que no le reconoce ese don, mientras el poseedor de esa inteligencia, que ha estado preparándose toda su vida para actuar como tal y hacer avanzar la cultura y el desarrollo se ha recluir en una minoría o en su propia individualidad que le creará problemas personales de adaptación y, por supuesto, ansias de soledad y de retiro.  Los mismos que Muller le ha creado a Nadal, aunque este ha ganado el partido. Pero, cuando el partido se juega en el campo de un gobierno que sólo piensa en los votos para mantenerse en el poder, se subvierte el orden tradicional y la mayoría representada por los que practican la cultura de masas pasan a desempeñar una función propia de la inteligencia, no del consumo y de la eliminación de la lucidez cultural que es dónde ellos habitualmente están. ¿Habéis leído ya, como recomendaba a finales de agosto, LA SOCIEDAD DE LA IGNORANCIA? Es lo que me transmiten las rumbas que están siendo martirizadas por un ignorante que da porrazos estúpidos sobre la guitarra, de las que sólo toca siempre los mismos acordes, que tiene una voz que sólo sirve para ladrar a los perros para despistarlos y que pierdan el sendero. Y, sin embargo, como no hay más, sigue y sigue cantando como si estuviese haciendo un arco de iglesia. Con perdón. Todo eso ha llegado a Calabardina. Ya no queda lugar al que retirarme de nuevo. Aunque ya sé que ellos no tienen la culpa. O quizá yo sea muy duro juzgando. Pero, a mi edad todavía me exijo más de lo que es necesario. Hace falta que esta gente despierte.

LA LIBRERÍA







ELLA es Penelope Fitzgerald (1916-2000). Y La librería (The Bookshop) una novela suya publicada en Inglaterra en 1978. Apareció tardíamente, en marzo del año pasado en España, traducción de Ana Bustelo, en la Editorial Impedimenta. En agosto iba por la sexta edición. Seguramente la compré en abril de este año de gracia de 2011. Comencé a leerla, pero la dejé porque me iba más concluir un trabajo sobre el poeta Eliodoro. Acabada dicha ocupación y pasado el rigor del verano, o sea, su sudor asqueroso y repugnante, los gritos de la gente y esos comportamientos escasamente cívicos, anoche volví a cogerla y me la cargué de un tirón. Y decidí hablar de ella porque relata una experiencia humana que es bastante común y es posible que a más de uno le haya sucedido. La novela cuenta cómo una señora mayor desea montar, y monta, una librería en un pueblecito, Hardborough, que había carecido siempre de una. Sitúa la acción en el año 1959. El que haya vivido en Lorca por esos años, que piense en ella como lugar en el que se desarrolla la acción. Me refiero en cuanto a mentalidad victoriana y beatona. Viene todo esto a alterar la plácida vida pueblerina que prefiere no ver a mirar. Es, pues, una tranquila narración pues todo marcha viento en popa. Ello me animaba a proseguir su lectura porque parecía que no pasaba nada. Pero, cuando todo parece sonreír a la protagonista, se encuentra con que su negocio ha desaparecido y que todos los que parecían ayudarle han sido precisamente los encargados de hundirla, desde su dependienta hasta el banco, pasando por el fontanero. Todo como consecuencia del poder acumulado por una influyente señora a la que se enfrentó casi sin ninguna necesidad. 
- ¿Por qué lo hizo? -le preguntó a Milo- ¿Alguien le pidió que lo hiciera?
- Me lo pidieron con cierta insistencia, y me pareció lo más sencillo.
Milo es quien le proporciona la famosa Lolita, para que comprara ejemplares porque le iba a dar mucho dinero ya que iba a vender muchos libros. Pero le ocultó, que ese iba a ser su fin. La novela no deja de ser polémica y, por supuesto, su decisión también.
Es decir, en un momento dado, según se conjure una organización, movimiento asambleario, club, cosa religiosa o política, te pueden dejar con el culo al aire. Un comerciante tiene determinados ingresos y vive de su trabajo. Pero, por una decisión interna y secreta, nunca dada, sino sutilmente llevada de boca en boca, consigue que gente que iba a comprar deje de hacerlo y así hasta verse obligado a cerrar por falta de clientes. En otras ocasiones, piden comisiones o ayudas para lo más peregrino. Si te niegas, ya sabes. Algo de eso hay en la experiencia de cada uno. Y el que no supiera o supiese eso lo puede aprender leyendo esta novela. La engañan. Ella no vendía literatura, no sabía nada de eso, sino libros, era una comerciante, hasta que uno de los que ayudan a echarla, Milo, le sugiere que venda la célebre Lolita de Navokov, impelido a su vez, como ya hemos leído, por otro. Ella no lee la novela, sino que la da a leer a otro traidor que le da el visto bueno sabiendo -intuyendo, adivinando- lo que iba a pasar. Todo es aún censura, todo es aún estructura de poder, se base en lo que se base. Aunque sea en la información. Es una novela ni cara ni extensa, de la que se puede extraer una conclusión: NO TENER ÉXITO EN ALGO ES FALLAR EN TODO.


Un buen libro es la preciosa savia del alma de un maestro, embalsamada y atesorada intencionadamente para una vida más allá de la vida.






miércoles, 7 de septiembre de 2011

PRIMEROS DÍAS DE SEPTIEMBRE


Cuando yo era un crío y, más tarde, estudiante, y nos quedábamos en Lorca durante el verano, bien por no poder ir a la playa o por tener que estudiar, don Marcelino Pastor, al que acudíamos para estudiar la asignatura de música, a primeros de septiembre cogía una camioneta, cargaba en ella los trastos necesarios, camas incluidas, y marchaba a la playa. Decían los que sabían que la playa, el baño, era mejor en septiembre que en el julio/agosto. Otros, como él, hacían lo mismo. Ahora entiendo que eso era un decir. Nunca me acuerdo de un año para otro, pero en verdad lo bueno es poder bañarse durante los tres meses. No me he bañado en agosto porque no soporto tanta gente con sus silletas y su paraguas sembrados en la playa como si fueran setas. No lo veré, pero abogo por una Calabardina con tumbonas y sombrillas instaladas ya en sus playas al precio que convenga. Habría menos ordinariez.


Entre las cosas que anoto en mis cuadernos y después no sé a qué se refieren, acabo de encontrar una en la que se lee: Playa de los Milanos Rojos (Vera). Debe tratarse de Vera (Almería) pero no he localizado en su entorno una playa de tal nombre. Tampoco sé si hay milanos rojos, mas, para eso está internet. Al milano real (Milvus milvus) se le llama también milano rojo, Red Kite, como dicen los ingleses. Los milanos rojos, que se reúnen en las colinas de Galloway, son un espectáculo que te dejará alucinado, añade la información. Bueno es saber más cada día.
Pero sigo sin saber por qué anoté esto. También anoté unos temas para comentar pero, sabiendo que voy a poner un grado de acidez no bueno, mejor me callo. Estos temas serían, más o menos, los siguientes:
* ¿Qué y quiénes son los indignados?
* Sobre Cristina Lagarde y el FMI
* ¿Por qué no me he comprado Las cosas que llevaban los hombres que lucharon?
*¿Qué quiere decir la Constitución se ha escorado a la derecha?
* Si del Nido hubiera tenido dinero para fichar, ¿cuantos jugadores actuales del Sevilla estarían en la plantilla?
*Fernando Torres ha llegada ya a donde iba y quizá esté regresando.
* Un futbolista puede ponerse una talla menos pero no puede ser un patoso de cara al gol, o sea, para ir a la selección nacional, debe uno estar hasta el moño de jugar en Europa.
* El grafitti en las aulas de la Universidad Complutense. Recomiendo un libro que hace falta para el curso y que ha escrito Mario Suárez: Los nombres esenciales del arte urbano y del grafitti español.
* El Ministerio de Cultura no sirve para nada.







Algunos comentarios hubieran sido jugosos, pero, me he jurado empezar el mes con buen pie. La verdad es que la Universidad se encuentra tan mal, sobre todo esta madrileña, que, dentro de nada, vemos una pintura urbana en el Museo del Prado.