Basilio de cesarea, ¿quién nos librará de este mal? |
Tiempo ha, encontré, en uno de los varios bares que frecuento, cuando abandono La Calle Tranquila, a uno que había sido conocido mío. Desmejorado y sin cuidarse, simplemente deducido por lo que dejaba entrever su imagen, entablé media conversación con él, que tampoco tenía muchas ganas de hablar. Se había ido de su casa, entregado la cuchara que se dice, y refugiado en un lugar que él quería escondido para que nadie lo localizara, misión imposible, donde hay más historias personales escondidas entre las cuatro paredes de la decepción que uno se imagina. Pero es fácil saberlo: ¿cuántos hombres viven solos? Pues, ya está. Creo, quizá esté equivocado, que las mujeres están más "equipadas" que los hombres para estos y otros menesteres. Pocas confidencias me hizo pero me hizo saber que había tenido contacto con un alguien de su familia que comenzaba a sufrir alzheimer y no lo había soportado. Esta mañana, concluido su deterioro más o menos buscado, me han dicho que el hombre en cuestión había sido encontrado en su domicilio, muerto, al parecer hacía ya unos días. Desagradable, en verdad, pero un descanso para quién no sabía cómo defenderse de esta terrible situación. ¿Por qué actuó así? Pues creo que porque lo metieron en un negocio que no era suyo y que tenía, probablemente, otras soluciones diferentes, que siempre las hay. Las expuso y no le prestaron atención. Posiblemente, desconozco la exactitud de mi apreciación, esté más cerca de padecer este azote aquel cuyo/s progenitor/es o antepasado/s haya/n padecido lo que se llamaba hace unos años demencia senil. Evidentemente, el que se encuentre en este caso, debe tomar las medida profilácticas que recomienden los especialistas con antelación para retrasar en lo posible sus efectos. Todo esto es una apreciación mía, no un aserto ni una generalización. En segundo lugar, creo que estos enfermos, al menos según mi experiencia y/o criterio, en el principio de la enfermedad, tienen periodos de consciencia y están normales, pero se les olvida con facilidad eso sí, sucesos recientes. Los antiguos sí los conservan. Eso quiere decir que son conocedores de lo que hacen y dicen en esos periodos conscientes. Los aprovechan para esclavizar -sin querer, por supuesto- a sus cuidadores, al menos en un caso que conozco, que no generalizo. Esos cuidadores, al final, están tan sometidos que su utilización es evidente y su deterioro personal más rápido que el del que padece la enfermedad, al menos en el caso que conozco, al menos así sucede en la experiencia que cuento. Hay, pues, que poner evidentemente, una distancia preventiva para no morir de depresión mientras se cuida a un individuo/a que padece esta enfermedad. Al enfermo de esta enfermedad no hay que trasladarlo de su paisaje, de la casa en la que está acostumbrado a vivir, ni modificarle mucho su rutina, que aprenda automáticamente lo que tiene que hacer y lo haga mientras pueda. Pero también hay que saber defenderse del intento de fagocitar a su cuidador/a absorbiéndole la intimidad, el espacio, las relaciones y reaccionando, con violencia incluso, cuando se cree que sus "derechos" están compartidos, porque el cuidador/a es "suyo". Claro que todo esto depende de la inteligencia del sufriente cuidador/a. Por eso, hay que ponerle cerca una persona que sea asalariada, que no tenga vínculos familiares, pero que tenga con él buen trato. Todo esto pienso mientras acompaño su féretro hasta el lugar en que va a estar hasta que Dios quiera. Yo ya estoy entrando en la edad en los que hay baches o lagunas mentales por algo que se cruza sin que uno haga nada por ello. Como por internet aprende uno tantas cosas, voy a entrar en páginas que informa de esta enfermedad para procurar ayudar con mi comportamiento a quien me tenga que cuidar, si no fallezco antes, y no dar mucho la lata. Aunque yo ya tengo dicho que cualquier asilo de cualquier pueblo de España es bueno para que que acoja y, olvidado, salga de este mundo.
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