PROLEGÓMENOS
España vivió en los años treinta una tragedia nacional sobre cuyas
responsabilidades individuales no hay que volver pero cuyas raíces y evolución
deben ser objeto de estudio para el conocimiento de todos.
Alfonso Guerra (2002: 11)
Definir, analizar y valorar el significado del exilio español a partir
de 1939 (López Sánchez: 2013) es algo tan abierto, complejo, personal y
dependiente de la ideología política de quien se considere –haya sido– víctima
de dicha situación, que no va a contribuir cuanto escriba a generar un consenso
que permita, de una vez por todas, pasar página y cerrar las heridas abiertas
desde dicha fecha, ni tampoco es mi pretensión: el pasado se debe considerar
como meditación de los sucesos históricos y no ser utilizado como factura a pasar
o ajuste de cuentas. Esto sucede tanto por la visión cainita y la profunda división
ideológica de la sociedad hispana, cuanto por una situación emocional que ha
hecho creer que sólo recuperando (y reparando) los desmanes de la guerra se
evita el disenso y se la da por acabada[1],
aunque, en verdad, sólo sirve para mantener vivo el rechazo de la izquierda a
los que aún llaman fascistas, o sea, la derecha, que, a su vez, no comulga con
lo que la izquierda pontifica.[2] No
hay voluntad de arreglo porque así se mantiene un arma arrojadiza, políticamente
hablando, de los unos contra los otros, de los que quieren pasar página y los
que no. Pero la situación inversa también permanece viva con situaciones ya
convertidas en tópicos (Pflüger: 2016). Todo esto se vislumbra con un sencillo
repaso a la tanta bibliografía sobre el tema y los años pasados desde la Transición
sin que se haya solucionado la situación de una vez por todas como exige una
democracia estable.
Percibo, por mi parte, la
existencia de otra discordancia: los criterios usados para la valoración del
exilio frente a los que sufrieron la represión en el interior. En ocasiones,
los que emprendieron el éxodo han sido considerados casi como héroes y su
postura juzgada como la idónea. Eso se demuestra cuando, a su regreso tras la
muerte de Franco, son recibidos con todos los honores. Los que quedaron en
España ni tuvieron esa suerte ni la menor esperanza de que se considerase su
situación. Parece ser que el pensamiento general es que, si se quedan, son, de
algún modo, colaboracionistas, aunque sólo traten de subsistir económicamente.
Por ello, si no se les denigra o excluye, son olvidados y considerados como
entes amortizados. Este pensamiento me acompaña desde que inicié la
investigación sobre Germán Bleiberg (Molina: 2015: 7-38) porque él sufre algo igual
o parecido.
Por lo tanto, expuestos estos criterios ideológicos, ninguno literario,
que sólo quieren recoger el estado de la cuestión y manifestar la dificultad de
un juicio convincente para todos sobre el fenómeno, sólo queda dar a conocer la
situación del escritor madrileño, judío de nacimiento, familia y creencia, para
que cada uno saque las conclusiones pertinentes de la manera más libre posible.
Se le negó hasta el primer exilio. Obviamente esta situación repercutió en su
carácter y modo de comportarse, por más que los Bleiberg fueran personas
reservadas que mantenían un cierto culto al silencio y no eran dados a airear situaciones
familiares. Y lo siguen siendo.
DE LA IDEOLOGÍA A
LA REPRESIÓN.
CIRCUNSTANCIAS PERSONALES DE GERMÁN BLEIBERG
Lo cierto es que
el exilio, según Caudet, es una subcultura que difícilmente logrará integrarse
en la cultura del país de acogida.
Manuel Aznar Soler (2002: 21).
De poder preguntarle a Dionisio Ridruejo por
su primer recuerdo serio conservado en su memoria de Germán Bleiberg, al que
había conocido en Segovia, diría, como así dejó escrito, que su presencia en
una manifestación republicana en El Escorial en 1931, con sólo 16 años. Tanta
fue su extrañeza. Así pues, el triunfo en las urnas de los republicanos y el
comienzo de la II República dio lugar a una efervescencia política que
posiblemente estaba no sólo en el ambiente de la calle y del estamento
estudiantil, sino en su propia casa. En 1936, fue llamado por su quinta para
hacer el servicio militar obligatorio y destinado en el ejército del Norte. En
él le sorprendió la guerra y en él alcanzó el grado de teniente de información.
Estuvo en el frente de Santander defendiendo el puerto del Escudo, acción de
guerra en la que fue herido. Tras restablecerse, pasó al ejército de Andalucía
y permaneció en Valencia hasta la conclusión de la guerra.
Sobre 1933, estudiando ya en la
Universidad de Madrid, conoce en Segovia a la poeta de Cuéllar Alfonsa de la
Torre, de quien se enamora. Para ella escribe El cantar de la noche (1935) y en él expone ese encuentro íntimo y
delicado para él. No era muy enamoradiza la poeta y aquella relación no
prospera, aunque estamos en condiciones de afirmar que su amistad e incluso
correspondencia epistolar duró largo tiempo, al menos hasta 1947. Después,
Germán Bleiberg entabla amistad en la universidad con una joven asturiana, de
Salinas-Castrillón, cerca de Avilés, en el Principado de Asturias, María
Antonia Muñiz, con quien contrae matrimonio civil. A esta señora le dedica,
pues lo escribe para ella, sus Sonetos
amorosos (1936), libro culmen de la poesía garcilasista. De este matrimonio
nacen dos niñas. La primera, Alicia Bleiberg, profesora y traductora, lo hace
en 1938 y vive aún en Madrid. La segunda, Fabiola Bleiberg, es doce años menor
y ejerce como nefróloga en Estados Unidos. María Antonia Muñiz vive aún
habiendo cumplido noventa y seis años.
Germán Bleiberg es apresado en Madrid, en
mayo de 1939, y llevado a la cárcel de la calle de Torrijos. Este edificio fue
convento, checa, cárcel y ahora residencia de ancianos y tiene el número 53 de
la actual calle de Conde de Peñalver. Aquí estuvo hasta final de este año
porque fue trasladado a la cárcel de Santander. En la de Madrid fue, durante
seis meses, compañero del poeta Miguel Hernández. Ambos fueron premio Nacional
de Literatura en 1938. Sólo cumplió cuatro de los doce años a los que fue
condenado.
Las circunstancias de su arresto
domiciliario fueron trágicas. Es apresado junto a su hermano Alberto, joven muy
sensible que tocaba el violín con destreza y tenía algún indicio de esquizofrenia.
Cuando sale de la cárcel, lo hace en tan mal estado físico y mental que jamás
volvió a comunicarse con nadie o, si lo hacía, era con apretones de manos,
según comenta su sobrina Alicia. La tercera hermana, Miriam, era disminuida
psíquica y necesitaba ayuda constante. La madre del poeta estuvo al frente de
todo el drama familiar y de la casa mientras pudo. El padre, judío ‒como la
madre‒ austríaco, pensaba que, si lo apresaban, lo deportarían y enviarían a un
campo de concentración nazi, por lo que procedió a su suicidio como solución al
problema.[3]
Germán estuvo en la cárcel de Santander hasta 1943, sin ver a su familia. Se
buscó la intercesión de Dionisio Ridruejo para que lo trajeran a la cárcel de
Madrid, pero el ruego de la familia no fue atendido. Esta puede ser la
consecuencia del escaso afecto que el falangista muestra por el poeta madrileño,
a pesar de la cierta amistad que aparentemente sostenía. No sólo parece
divergencia ideológica y contrariedad política por la trayectoria republicana y
democrática del hombre, sino manifestación de la no aceptación de su esencia
como poeta, como se constata en sus memorias.[4]
Aunque la guía de lectura que le procura Germán Bleiberg al poeta de Burgo de
Osma y los poetas que le presenta le permite conocer la poesía última que se
estaba haciendo en España, no parece bien recibido por Ridruejo en quien prima
siempre lo político, incluso cuando se aleja del falangismo.
Uniendo elementos sueltos para formar un
todo analizable, podemos llegar a hacernos una idea de su situación de
postguerra, tras su salida de la cárcel. En ella, escribe, inspirado sin duda
por las Miguel Hernández, las nanas para su hija Alicia, inéditas aún y sin el
carisma y sentimiento de las del poeta oriolano, y el cuento titulado La rosa negra, aparecido en 2015. Este
cuento de hadas, escrito para la hija que no veía desde 1939, está estructurado
como un cuento de tradición oral, incluso mantiene la manera de colocar las
ilustraciones y parte del texto al que aludían, y goza de todas sus
características.[5] Es un
libro muy interesante al que sólo le falta un editor que se ocupe de su
promoción. Es, quizá, la única obra literaria en prosa que conocemos de G. B.
Sin que pueda dar su
nombre porque no se me pudo decir o no se recordaba, un capellán de la cárcel
de Santander le debió prestar ayuda en su situación anímica por la coyuntura
familiar y su condición de preso sin derechos y lo puso en contacto con
personas que podían contribuir a mejorar su situación personal y familiar una
vez excarcelado. No se olvide la compleja situación de la madre que tenía ante
sí un panorama pleno de dificultades; un hijo en la cárcel, otros dos enfermos
y la esposa y niña de G. B. a su cuidado. Hubo de malvender enseres familiares
para subsistir. Hasta esto, normal entonces en hogares venidos a menos, fue
causa de mala interpretación. Lo cierto es que esta señora ayudó en cuanto pudo
a salvar judíos durante la guerra, sobre todo prestando auxilio a los que iban
de camino hacia Portugal, con el único objetivo que salvar sus vidas de la
barbarie nazi o de la locura colectiva de la pintoresca y vieja Europa de la
segunda guerra mundial, situación bélica que nos golpea tras la guerra
española.
Se ha dicho que en Santander tuvo lugar
su conversión al catolicismo. No es así. Hubo una aparente conversión, siendo
estudiante, presionado por una hermana de Melchor Fernández Almagro. Germán Bleiberg
era judío no practicante. Contrae matrimonio civil según la ley aprobada por la
República y permanece en su fe o en su laicismo, como se quiera ver. Ante la
situación que se prevé tras la guerra, dándose ya por perdida, en Valencia se
casa por la iglesia tratando de evitar las consecuencias previsibles y suavizar
los castigos. Su acercamiento, más que a la iglesia a algunos eclesiásticos o
personas de religión católica tras su excarcelación, sólo indica el camino utilizado
para conseguir trabajos con los que ayudar a su familia o empezar a hacerse
cargo de ella. Y sobre todo, eliminar esa sensación de desprotección social y
miedo a los daños que podía seguir por su ideología.
Después de su salida de la cárcel,
sigue ligado a lo cultural y académico. Se gana la vida dando clases
particulares, siendo preceptor de algún alumno de padre adinerado, escribiendo
artículos para revistas de pensamiento o literarias y otras colaboraciones en
la prensa. Fue profesor de inglés en el Colegio del Pilar, en el que estuvo varios
años y del que procedían sus alumnos particulares. En 1949, al alimón con
Alberto Navarro, catedrático de literatura de la Universidad de Salamanca,
dirigieron un curso para alumnos norteamericanos organizado por el Instituto de
Cultura Hispánica. Sobre 1950, trabajó en el Instituto de Estudios Políticos
gracias a la actitud liberal de Javier Conde, que lo dirigió entre 1948 y 1956,
cuando Manuel Fraga Iribarne fue nombrado sub-director del mismo:
"En el Instituto de Estudios Políticos, reinaba la tolerancia y habían
encontrado refugio muchos de los intelectuales que perdieron la guerra, Germán
Bleiberg, Premio Nacional de Poesía 1936, ya iniciada la contienda"
(Formica, 1998: 19-20).
Por los años cincuenta,
preparaba de manera privada a alumnos de la Escuela Diplomática, analizando y
comentando con ellos los temas requeridos para el acceso a la dicha Escuela.
Es
cercano al círculo de Revista de
Occidente, Arbor, Clavileño y más
tarde de la editorial Alianza, a la
llamada de José Ortega Spottorno, y concluye sus estudios de doctorado, como ya
sabemos. Además, continúa con el desarrollo de su obra poética e intelectual. Dirigió
el Diccionario de Historia de España, editado por Revista de Occidente, y codirigía
con Julián Marías el de Literatura
Española, para la misma
editorial.
Todo este conglomerado de
cosas que ha de hacer para poder subsistir le es criticado desde su
participación en Redención, en la que
rebajaban condena por ello. Determinados literatos e historiadores[6] ponen como elemento indicativo de cierto
colaboracionismo para mejorar su situación, su participación,
intervención o como se interprete, en Musa
Redimida (1940), al menos así lo deduzco. Algún crítico considera que su
participación en esta revista del régimen franquista, una antología formada con
poemas de preso políticos, con cuya colaboración
‒dos sonetos ya publicados en Sonetos
amorosos en el caso de Bleiberg‒ se redimía condena, le pudo alejar de su
lugar en el bloque antifranquista.
Los críticos se olvidan de
reseñar que Germán Bleiberg, como republicano, asistió al Homenaje a Antonio Machado, organizado por el Partido Comunista y
celebrado en Colliure, el 22 de febrero de 1959 (Muñoz - García, 2010: 137-162),
aunque otros autores no lo citan (Castro: 2009). En la lista de asistentes a Colliure que
proporciona Eleanor Wright en el libro citado (p. 170), figura Bleiberg:
"... and poets
Aleixandre, Alonso, Bleiberg, Celaya, and de Nora. This homage and other
activities, such as manifestos on behalf of free expression, amnesty for the
exiled, and an end to repression, were signs of growing assumed by
intellectuals of the opposition in cultural and political affairs".
José María Castellet confirma este aserto:
"Estaban,
sí, es verdad, Tuñón de Lara, el profesor Corrales Egea, y los poetas Herrera
Petere y Germán Bleiberg constituían el staff de la cultura republicana"
(Castellet: 2009).
Es
doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid en 1958, con una
tesis sobre Alejandro Humboldt y España.
Llama la atención porque su asunto apenas es literario. Pero fue un precursor
del tema en boga entonces. También se considera aún interesante y oportuna su
investigación sobre Mateo Alemán. El título de doctor, sin duda, le era obligado
para trabajar en las universidades estadounidenses, destino que ya tenía
decidido. En 1961, marchó como profesor a los Estados Unidos, quizá con la
ayuda de Ramón Bela, gestor de las becas Fulbright en España, para quien había
trabajado en años anteriores, aunque tampoco hay que descartar que el trabajo
le fuese proporcionado por algún amigo suyo ya instalado en Nueva York,
probablemente por Juan Marichal (1991: 89-92), de quien era amigo. La situación
económica personal de G. B., en cuanto reflejo de la consideración social, es,
sin duda, una de las razones de su marcha a Estados Unidos. Si quiere
progresar, en España no es el momento para ello.
Esto es tan así que sólo tiene explicación económica la realización del
CALENDARIO CERVANTES. Agenda del estudiante
español. 1950, de la editorial Rialp. Intervinieron en este negocio Víctor
García Hoz (Catedrático de Pedagogía de la Universidad de Madrid), Armando
Durán (Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid),
María Ángeles Galino (Profesora de Historia de la Pedagogía de la Universidad
de Madrid) y Germán Bleiberg (Licenciado en Filología Moderna).
Cuando Josefina Romo se marcha de España en 1958, tenía por categoría
la de profesor adjunto de la Universidad de Madrid: su sueldo, 500 pesetas al
mes (Bru Romo 1978). Bleiberg no estaba en nómina de ningún organismo oficial.
Su marcha a Estados Unidos supone un nuevo
desmembramiento familiar. G. B. emprende viaje en compañía de su esposa y su
hija menor, que ya no regresará a España, y deja en Madrid a su madre y hermanos
al cuidado de su hija Alicia. Esta situación dura hasta 1975 aproximadamente,
año en el que su esposa regresa a España. Desde entonces, G. B. viaja a España
con muchísima frecuencia. Hasta que en 1990 fallece en Madrid víctima de un
coma diabético. Para la literatura dejó una serie de obras escasamente
conocidas actualmente, sobre todo sus libros de poesía. Los diccionarios y
otras obras puramente filológicas, que en algunos aspectos no han sido
superados, aún están vigentes y se usan en determinados estamentos educativos.
CONDICIÓN DE EXILIADO
De hecho, tras la peculiar vivencia y
reflexión sobre el exilio de algunos de esos republicanos aparece todo un modo
propio de entender la vida y la existencia humana, que supera la consideración
del exilio como un accesorio o un accidente histórico.
Antonio Monclús Estrella (2015: 89)
Cuando el profesor y académico Piña-Rosales
(2008) ofrece una
panorámica de la presencia de la literatura española en USA, entre 1598 y
nuestros días –1977, año de la disolución del gobierno republicano en el
exilio–, se aventura a clasificarla con exactitud y rigor:
"Consciente de la provisionalidad de la siguiente división y
animados tan solo por el prurito de ir desbrozando grava en este campo tan
feraz como inexplorado, dividimos la literatura española escrita por españoles
residentes en los Estados Unidos en cinco grandes períodos: el primero de ellos
comenzaría con una comedia escrita, in situ, por Marcos Farfán de los Godos, y
representada en los aledaños de El Paso, con ocasión de la toma de posesión del
reino de Nuevo México por Juan de Oñate, el 30 de abril de 1598, y concluiría
con la fundación de los Estados Unidos en 1776; el segundo se extendería desde
esas fechas hasta la Primera Guerra Mundial; el tercero llegaría hasta la
Guerra Civil española y el penoso exilio que esta provocara; el cuarto período
podría dividirse a su vez en dos fases: una, que alcanzaría hasta los años
cincuenta, en los que se produjo el llamado ‘último exilio’ (y que preferimos
llamar ‘emigración intelectual’ o ‘fuga de cerebros’), y la otra, hasta 1977,
año de la disolución del Gobierno republicano en el exilio; el quinto y, por
ahora, último período, llegaría hasta nuestros días".
Aplicando este esquema a
Germán Bleiberg, que llega en 1961, no podría ser considerado como exiliado
político. En todo caso, formaría parte de la fuga de cerebros correspondiente a
esos años. Pero, dadas las circunstancias expuestas y la represión que soportó
para poder concluir sus estudios universitarios y salir de España, sin omitir
su condición de emigrado intelectual,
creo oportuno considerarlo, con todos los derechos, como exiliado. Bien es verdad, que esta hornada nada tiene que ver con
aquella primera ola de 1939. Se asemeja más a las condiciones de pobreza
académica, falta de un sueldo digno y de libertad de cátedra que sufrieron los
profesores universitarios hasta la dicha fecha, en la que se evidencia la
marcha –exilio– de profesores universitarios a Estados Unidos, como hace, por
ejemplo, el caso ya citado de Josefina Romo de la mano de Diana Ramírez de
Arellano (1919-1997), fundadora del Ateneo Puertorriqueño (1963).
Resumiendo cuanto Miguel Ángel Villena (2009) expone sobre el exilio
español en Estados Unidos, entendemos que la mayoría de los profesores exiliados
llegan a través de las universidades. En general, vivieron en el olvido y
tardaron años en ser reconocidos como tales. Quizá se deba a que los que
llegaron a New York y otras ciudades de la costa eran republicanos liberales y
no pertenecían a organizaciones marxistas. Casi todos vivieron como docentes,
no salieron de su mundo intelectual debido quizá a su dispersión territorial y
no contaron con la aureola política de los exiliados en otras latitudes, México
por ejemplo. Se vieron favorecidos por el auge del hispanismo y, en general, la
universidad fue para ellos un universo-isla que los absorbió (Niño, 2007:
229-244). Así sucedió en Estados Unidos, aunque en México y otros países del
exilio, el mayor número de exiliados fue, junto a "una intensa
concienciación de injusticia política", lo que permitió su cierto agrupamiento
(Olmos, 1990-1991: 131-147).
Su estancia en EE.UU. no es
excesivamente fructífera con relación a su escritura poética, pues publica poco
y nada de lo conservado permanece inédito. Esto me hace conjeturar que ha de
haber alguien, compañero o institución, que posea algún original inédito de
poesía, pues sólo conocemos la publicada en Londres y en Madrid. Ejerció su profesión en Notre Dame
University (Indiana), Vanderbilt University (Nashville, Tennessee), University
of Massachusetts (Amherst) y New York University (Buffalo). Fue en 1972
catedrático de Estudios Hispánicos en Vassar College (Poughkeepsie, New York).
A estas universidades, hay que añadir la de State University of New York
(SUNY-Albany). Fue también miembro de The Hispanic Society of América y de la
Cervantes Society of América (1981).
Mantiene una magnífica relación con la Asociación de Licenciados y
Doctores Españoles en Estados Unidos (ALDEEU) que se funda en 1980, aunque no
era muy dado a generar amistades. Con quien más se implicó fue con Jaume
Ferrán. Su primera Asamblea (1981) tiene como sede la ciudad de Nueva York, en
colaboración con la Casa de España. En la 3ª Asamblea, celebrada en Miami en el
mes de marzo de 1983, se homenajea a Dámaso Alonso, con intervenciones de Jaime
Ferrán y Germán Bleiberg.[7] Hasta
la 5ª Asamblea, Germán Bleiberg pertenece a la Junta Directiva como vocal.
Colabora en Puente Atlántico:
1982. "Notas sobre la generación poética de 1936", en Puente
Atlántico (ALDEEU), año III, nº 2, abril. Forma parte del ciclo de
conferencias 1981-1982, que tiene lugar en la Casa de España de Nueva York[8].
1984. "Juan Ramón Jiménez, miembro ilustre de la España peregrina",
en Puente Atlántico (ALDEEU), año IV, nº 1, marzo. 1985. Jaime Ferrán -
Antonio Torres Alcalá, "Poesía y lengua en Germán Bleiberg". V
Asamblea ALDEEU. No dispongo de noticias de ella, aunque continúo
indagando. Infortunadamente, no se publicaban Actas de aquellas Asambleas y no
queda constancia de sus textos.[9]
Participa
activamente en la AIH (Asociación Internacional de Hispanistas). Acude al I
congreso de Hispanistas celebrado en Oxford (Londres, 1962), al segundo, en
Nimega (1965) y al tercero en México (1968). En octubre de 1963, Gregorio
Marañón, director del Instituto de Cultura Hispánica (Cañellas, 2014: 77-91),
le entrega la placa de miembro titular de dicha institución.
Como conferenciante también goza de un
buen prestigio. Pero, básicamente fue un hispanista. En 1976, se le
concedió una beca de la Fundación March para realizar una Historia del Hispanismo:
"Con la idea de hacer posible una obra de
conjunto que dé un significado global a la imagen cultural y artística de
España interpretada por los extranjeros, la Fundación Juan March patrocinó un
estudio de Germán Bleiberg, Catedrático de Estudios Hispánicos en el Vassar
College de Poughkeepsie (Nueva York), profesor hace años en la Universidad de
Madrid y autor de diversos trabajos, entre ellos los diccionarios de Literatura
e Historia, considerados como obras de consulta ya clásicas. La Historia del Hispanismo proyectada
abarcará desde las alusiones extranjeras a España en la Edad Media hasta fines
del siglo XIX, incluyendo un comentario de las tendencias hispanistas más
docentes que románticas, del siglo XX. Para ello se consultarán archivos y
bibliotecas de los Estados Unidos y Europa” (VV.AA: 1976).
Esa ayuda estaba
reservada aún en 1979. No la debió de escribir, pero, en 1983, en el inicio de
su enfermedad, imparte en la dicha Fundación un curso universitario titulado Cuatro lecciones sobre hispanismo. El
desarrollo del mismo tuvo lugar en enero de dicho año: Día 11. ¿Qué es el hispanismo? Día 13. El hispanismo en los Estados Unidos en el
siglo XIX. Día 18. Hispanismo e
Historia de España. Día 20. El
hispanismo y las Bellas Artes. Se conserva audio de esas conferencias en la
misma Fundación, que se pueden escuchar por internet.
Fundó en Londres y dirigió con el catedrático inglés John Ear Varey la
editorial Tamesis Books Limited, especializada en la publicación de monografías
sobre las letras hispánicas:
"With John E.
Varey, he founded and co-directed the distinguished publishing house Tamesis Books Limited, devoted to Hispanic letters. He
was also a member of The Hispanic Society of America".[10]
Conocer, aunque sea
someramente, los hispanistas que asesoraban a la editorial o los que publicaron
en ella es admirarse por la labor fecunda que hicieron en aquellos años: Dámaso
Alonso, Manuel Alvar, Marcel Bataillon, A. D. Deyermond, E. Inman Fox, Arnold
G. Reichenberger, Elías, L. Rivers, Juan Bautista Avalle-Arce, entre otros.
En 1983, G. B. era
director del Seminario "Dámaso Alonso" de la Universidad del Estado
de New York Albany, por la que había sido contratado al jubilarse en el Vassar
College. Al año siguiente, enfermo, debió regresar a España. Como consecuencia
de un coma diabético, perdió la vista casi totalmente y la capacidad de
escribir, por lo que se le internó en un sanatorio en los últimos tiempos de su
enfermedad de la que se recuperó algo con muchas dificultades. Leopoldo de Luis
(1986) le escribe un artículo homenaje, en el diario YA, en el que cuenta su
situación. Permaneció lúcido hasta su óbito, el día 30 de octubre de 1990. En
su lecho de muerte, acompañado por su esposa e hija Alicia, sólo pidió que se
hiciese con él lo que les fuese más fácil, lo que menos trabajo les diera. Goza
el silencio ansiado en el cementerio de la Almudena de Madrid.
Existen excesivas
lagunas biográficas en su vida, tanto de su infancia, de su actividad política
antes de la guerra, de su actuación en la misma, de su estancia en la cárcel y
de sus años difíciles antes de marchar a la Universidad americana. Su vida en
el silencio le ha llevado al olvido de la generación actual. Falta, pues, una
más o menos detallada relación de su vida profesional y académica durante su
estancia en los EE.UU., aunque sí tenemos alguna que otra noticia proporcionada
por él mismo a través de Revista de
Occidente, a partir de 1975, en su tercera etapa, lo que le convierte en el
cronista del mundo intelectual en que trabajaba y se movía. No sé si se puede
juzgar también como indicio de cierta adaptación al mundo neoyorquino o es sólo
un trabajo periodístico.
Por ejemplo: en 1969 se
celebra el veinticinco aniversario de la publicación de Hijos de la ira. Por esas fechas, Dámaso Alonso estaba en Amberst
(Massachusetts). Jaime Ferrán, de la Universidad de Syracuse, organiza una cita con él y otros profesores de
universidades norteamericanas. Asisten Juan Marichal, Andrew P. Debicki, Inman
Fox, Patrick Dust, Philip Silver, Daniel Testa, José Pedro Rona, Manuel Zapata
Olivella, Eugenio Suárez-Galbán, Ángel Zorita, Michael J. Flys, Concha Zardoya,
Fernando Arbeláez, Tehodore S. Beardsley y Germán Bleiberg (1969: 231-237),
entre otros.
También disponemos de
otra crónica, esta vez sobre el Middlebury College, en Vermont. Bleiberg
describe cuidadosamente el paisaje, un paisaje que, al parecer, por su
entusiasmo, le llena del todo y forma parte de su yo, un yo desarraigado. En
este College enseña Juan Cano Ballesta, como profesor visitante (Díez de
Revenga: 2015). Cursos de verano impartieron José Manuel Blecua, Manuel García
Blanco, Gonzalo Menéndez-Pidal, Manuel de Terán y Carlos Clavería. Por él
desfilaron, en años anteriores, Américo Castro, Tomás Navarro Tomás, Leo
Spitzer, Gabriela Mistral, Octavio Paz y Joaquín Casalduero (2006), entre
otros. En 1949, coincidieron en el campus tres poetas españoles: Pedro Salinas,
Jorge Guillén y Luis Cernuda (Bleiberg, 1975: 32-34).
En 1976, G. B. lleva ya viviendo
en EE.UU. al menos quince años. Esta nueva crónica de nuestro poeta origina o
causa una sorpresa: su afición al cine, porque la del teatro era ya antigua:
"Todo podría
resumirse bajo un solo título: poesía. Nashville,
la última película de Robert Altman, Travesties,
la exhumación biográfica de un año ‒1917‒ concentrado en Zurich, en la comedia
de Tom Stoppard, y el Festival Inter de
Poesía de Toronto (26 de octubre a 1 de noviembre), son distintas
manifestaciones artísticas. Sin embargo, el medio expresivo de los tres
fenómenos estéticos es el mismo: la poesía".
Enfoca película y
comedia desde el sentido de la preceptiva clásica y adelanta que, aunque de
ambas obras se puede derivar un mensaje, no tienen comienzo, planteamiento ni
desenlace. La película le interesa porque es un espectáculo que ofrece al
público la visión de la multitud
solitaria. De la obra de teatro destaca que es una farsa
"en la que se
revuelven las ideas estéticas, las posiciones políticas, las alusiones a la
historia de la época, con digresiones hacia la revista musical".
El resto del artículo
nos informa sobre el encuentro de poetas en Toronto, más treinta de diversos
países: Octavio Paz, Robert Creeley, Irving Layton, Nancy Willard, entre otros,
destacando la ausencia de poetas españoles. Le gustaron los versos de Donna
Dunlop, que traduce, porque le recuerdan a Sylvia Plath:
Odio a mi madre
Odio a mi padre
Voy a matar a
mi hermano
Me he comido al
gato
Voy a quemar la
casa
Voy a vender el
coche
De comida le
daré veneno
De un frasco de
Javex[11]
Y luego voy a casarme.
Destaca la humana
dignidad de Octavio Paz,
"de lo íntimo a lo universal, del accidente a las esencias y
quinta-esencias, incluso en la serie de breves epigramas con que cerró su
lectura" (Bleiberg, 1976: 83-89).
Es interesante el nº 12 de esta tercera etapa, correspondiente al mes
de octubre. Casi el número completo está dedicado al Bicentenario de los
Estados Unidos. Se ocupa de la "Graduación en un College norte-americano", por supuesto el Vassar, crónica de
la ceremonia celebrada en el mes de mayo. Era una institución femenina. Había
recibido una invitación de la Yale University para que se fusionase con la
antigua universidad de New Haven. Pero optó por la coeducación para no perder
su identidad y no abandonar el campus de Poughkeepsie, con dos lagos, árboles
centenarios y otras bellezas naturales, sitas en sus 500 hectáreas de terreno.
El discurso en esta ceremonia lo imparte su antigua alumna Mary McCarthy y se
reproduce completo en la revista (pp. 29-38)
Las páginas 52-55 quedan ocupadas por la traducción al castellano de
sendos poemas de Judith Kroll y Nancy Willard, entonces profesoras del Vassar
College, en donde, por cierto, estudió la segunda hija de G. B., Fabiola. Las
traducciones pertenecen a G. B.
Finalmente en su Crónica de
América, G. B. da cuenta de la entrega del premio Joseph Bennett ($12.500)
a Jorge Guillén, por parte del poeta y director de The Hudson Review, Frederick Morgan, el 13 de mayo de 1976, que ya
llevaba veinte años al frente de la revista. El artículo sirve para comprender
las entrañas de esta gran revista norteamericana gracias a las explicaciones de
G. B.
Mas, como de lo que trataba era del premio, G. B., de paso, expone su opinión
y pensamiento sobre el poeta:
"The Hudson Review ha
acertado a poner a Jorge Guillén en el primer plano de las letras mundiales,
cuya cúspide comparte con una minoría desde hace mucho tiempo. Es un oportuno
aldabonazo para la Academia de Estocolmo. No hay duda de que su nombre ha
tenido que estar rondando ya el Nobel (...) La poesía de Guillén ha ido
adquiriendo, desde la segura vertiente de Cántico
hasta el bloque ‒como el poeta mismo lo llama‒ de Aire nuestro, un carácter de epopeya que conjuga lo esencial-particular
con lo mítico-universal. Dejemos aparte Y
otros poemas, extensa colección aparecida después de Aire nuestro: en este volumen se encuentran las poesías completas
del poeta hasta entonces (1969), casi dos mil páginas, que se aumentarán
después con el título ya citado y su Guirnalda
civil, poema largo de inequívoca afirmación política, primorosamente
editado en Cambridge (Ferguson) en 1970. Aire
nuestro no es una obra para leída una vez o para rápida y esporádica
lectura: es una catedral de la poesía, y a la vez un compendio de historia
literaria, y hasta de historia universal".
CONCLUSIONES
Destierro, desarraigo, enajenación, exclusión, expulsión, exilio,
creemos que son nombres que bautizan sin cesar al siglo XX.
Pablo García Arias. (2011: 32)
Los comentarios llegados a
mis oídos, hechos por colegas que lo conocieron en Nueva York, sobre la persona
de Germán Bleiberg me dejan la sensación de retratar a un hombre hosco,
escasamente sociable. No es así, pues aunque tímido y reservado, era buen tertuliano
y hombre hospitalario. Me resulta muy difícil conseguir testimonios de su
estancia en New York pues, al parecer, algunos de los escasos amigos que tuvo
han fallecido y los otros no dicen nada. También me ha resultado imposible
consultar las dos tesis doctorales que sobre él se escribieron. Quizá,
conociéndose su realidad vital, se comprenda su especial idiosincrasia. En
verdad llega a Estados Unidos cuando el primer exilio de 1939 estaba ya
consolidado, algunos de aquellos profesores ya fallecidos y los ecos de la
guerra parecían lejanos. Todo esto no impidió que hiciera una buena labor
profesional, que se manifestara como un gran humanista y que pueda ser
considerado con toda justicia un hispanista que se exilió cuando pudo o le
dejaron. Encarcelado en 1939 y condenado a doce años de cárcel, aunque lo
excarcelaran en 1943, sólo le concedieron la libertad en la fecha en la que
cumplía la condena, 1951. Cuando se lo autorizaron, continuó sus estudios y,
cuando pudo, marchó a USA. Hoy, prácticamente, se encuentra en el olvido de los
republicanos, de los exiliados y de los literatos.
Todo cuanto antecede es
suficiente para considerarlo como exiliado de guerra, aunque hubo de pasar años
para que pudiera serlo de facto. Bien
es verdad que apenas podemos encontrar huella de ello en los poemas escritos en
Estados Unidos que publicó en Londres en 1975. Este pasado año de 2015, en el
que se cumple el centenario de su nacimiento, parece época propicia para
reivindicar su obra y recopilarse cuanto acerca del poeta se pueda para tener
más elementos de juicio de su vida y obra.
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[1]
"Los intelectuales españoles, en casi su totalidad, como nadie se
atrevería a negar, se adhirieron a la causa de la República" (Caudet,
1980: 174-176).
[2]
"La política de la desmemoria y de la desinformación sobre el pasado
persigue la meta última de evitar que la ciudadanía descubra los horrores del
ayer, sean recordadas las víctimas, se le haga una debida restitución y se pase
juicio a los verdugos" (Caudet, 2009: 993-1007, pero 998).
[3] "Algunos judíos fueron encarcelados y sufrieron malos
tratos, pero por su filiación republicana o masónica, como fue el caso de José
Bleiberg, que se suicidó antes de ser
detenido, mientras que sus dos hijos, Alberto
Bleiberg y Germán Bleiberg, estuvieron cuatro años en la cárcel". (Wikipedia:
[Documento en línea]. Dirección URL: <https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo_Judaico>.[Consulta:
29 diciembre 2015])
[4] “Pero Ridruejo se siente traspasado por pasiones
políticas a las que Bleiberg no es susceptible; este fiel a la República. Y es
que la Poesía en armas (1939) de
Ridruejo enlaza con una poética fascista por entonces de moda también en
Alemania e Italia, compartiendo todos la glorificación de la guerra como
fatalidad inevitable a la vez que realidad enaltecedora de la causa por la que
se lucha, comparten también sus versos una exaltación de las figuras de los
dirigentes fascistas dibujándolos con tales rasgos mesiánicos que quedan versos
y estrofas reducidos casi a simples ripios” (Bañeza: 2009: 99). Vid., sobre
esto, a Francisco Caudet (1986: 155-189).
[5]
Germán Bleiberg (2015). Se inicia el libro con una jugosa entrevista del editor,
Jacobo Israel Garzón, a Alicia Bleiberg, hija del poeta.
[6]
Francisco Caudet (1978). Juan Carlos García Funes
(2011). José-Carlos Mainer
(1971). José-Carlos Mainer (2012). José-Carlos Mainer (2013). José-Carlos
Mainer (2013a). José-Carlos Mainer (2015). Benjamín Prado (2006). Julio
Rodríguez Puértolas (2008). Andrés Trapiello (2010). Elleanor Wright
(1986).
[7] “Bajo
la presidencia de Dámaso Alonso y la dirección del profesor Germán Bleiberg, se
ha celebrado a lo largo de la última semana, en la Universidad de Albany (Nueva
York), un simposio bajo el ambicioso lema de Hispanismo como humanismo. Fueron sesenta y seis las ponencias, ya
en sesiones generales, ya en otras parciales, que abordaron temas desde el
padre Las Casas a Juan de Mairena, con todo lo que ustedes quieran por medio.
Participaron profesores de las más importantes universidades americanas. […]
Todo ello entre un importante despliegue de erudición que nos confirma que en
los Estados Unidos se está investigando la cultura española con tanta o más
intensidad que cualquier país de habla hispana, incluida España”. (Carrascal: 1980).
[8] Estoy
tratando de recuperar esta conferencia a partir de unos apuntes hallados entre
los papeles que conserva su hija Alicia, rescatados en su día por Inman Fox.
[9]
Comunicación oral del Dr. D. Antonio Román Román, del equipo fundador de
ALDEEU.
[10] Dictionary of the Literature of de Iberian Peninsula, 2 vol. (A - K y L - Z), Edited by Germán Bleiberg, Maureen Ihrie
and Janet Pérez), Greenwood Press, Westport. 1993, 219-220. Al inicio del
primer tomo, se inserta una Publisher's
Note: "This reference word was initiated with the distinguished
scholar Germán Bleiberg, but due to his ill health (and subsequent death),
Maureen Ihrie took over its editorial edition, later bringing in a colleague Janet Pérez".
Se comenzó el trabajo del diccionario, en
el año 1970.
[11]
Desinfectante doméstico con hipoclorito de sodio al 5,25%; una especie de
lejía.