miércoles, 27 de julio de 2016

GERMÁN BLEIBERG, FILÓLOGO HUMANISTA: IDEOLOGÍA, REPRESIÓN, EXILIO

PROLEGÓMENOS
España vivió en los años treinta una tragedia nacional sobre cuyas responsabilidades individuales no hay que volver pero cuyas raíces y evolución deben ser objeto de estudio para el conocimiento  de todos.
Alfonso Guerra (2002: 11)

Definir, analizar y valorar el significado del exilio español a partir de 1939 (López Sánchez: 2013) es algo tan abierto, complejo, personal y dependiente de la ideología política de quien se considere –haya sido– víctima de dicha situación, que no va a contribuir cuanto escriba a generar un consenso que permita, de una vez por todas, pasar página y cerrar las heridas abiertas desde dicha fecha, ni tampoco es mi pretensión: el pasado se debe considerar como meditación de los sucesos históricos y no ser utilizado como factura a pasar o ajuste de cuentas. Esto sucede tanto por la visión cainita y la profunda división ideológica de la sociedad hispana, cuanto por una situación emocional que ha hecho creer que sólo recuperando (y reparando) los desmanes de la guerra se evita el disenso y se la da por acabada[1], aunque, en verdad, sólo sirve para mantener vivo el rechazo de la izquierda a los que aún llaman fascistas, o sea, la derecha, que, a su vez, no comulga con lo que la izquierda pontifica.[2] No hay voluntad de arreglo porque así se mantiene un arma arrojadiza, políticamente hablando, de los unos contra los otros, de los que quieren pasar página y los que no. Pero la situación inversa también permanece viva con situaciones ya convertidas en tópicos (Pflüger: 2016). Todo esto se vislumbra con un sencillo repaso a la tanta bibliografía sobre el tema y los años pasados desde la Transición sin que se haya solucionado la situación de una vez por todas como exige una democracia estable.
       Percibo, por mi parte, la existencia de otra discordancia: los criterios usados para la valoración del exilio frente a los que sufrieron la represión en el interior. En ocasiones, los que emprendieron el éxodo han sido considerados casi como héroes y su postura juzgada como la idónea. Eso se demuestra cuando, a su regreso tras la muerte de Franco, son recibidos con todos los honores. Los que quedaron en España ni tuvieron esa suerte ni la menor esperanza de que se considerase su situación. Parece ser que el pensamiento general es que, si se quedan, son, de algún modo, colaboracionistas, aunque sólo traten de subsistir económicamente. Por ello, si no se les denigra o excluye, son olvidados y considerados como entes amortizados. Este pensamiento me acompaña desde que inicié la investigación sobre Germán Bleiberg (Molina: 2015: 7-38) porque él sufre algo igual o parecido.
Por lo tanto, expuestos estos criterios ideológicos, ninguno literario, que sólo quieren recoger el estado de la cuestión y manifestar la dificultad de un juicio convincente para todos sobre el fenómeno, sólo queda dar a conocer la situación del escritor madrileño, judío de nacimiento, familia y creencia, para que cada uno saque las conclusiones pertinentes de la manera más libre posible. Se le negó hasta el primer exilio. Obviamente esta situación repercutió en su carácter y modo de comportarse, por más que los Bleiberg fueran personas reservadas que mantenían un cierto culto al silencio y no eran dados a airear situaciones familiares. Y lo siguen siendo.
DE LA IDEOLOGÍA A LA REPRESIÓN.
CIRCUNSTANCIAS PERSONALES DE GERMÁN BLEIBERG
Lo cierto es que el exilio, según Caudet, es una subcultura que difícilmente logrará integrarse en la cultura del país de acogida.
Manuel Aznar Soler (2002: 21).
       De poder preguntarle a Dionisio Ridruejo por su primer recuerdo serio conservado en su memoria de Germán Bleiberg, al que había conocido en Segovia, diría, como así dejó escrito, que su presencia en una manifestación republicana en El Escorial en 1931, con sólo 16 años. Tanta fue su extrañeza. Así pues, el triunfo en las urnas de los republicanos y el comienzo de la II República dio lugar a una efervescencia política que posiblemente estaba no sólo en el ambiente de la calle y del estamento estudiantil, sino en su propia casa. En 1936, fue llamado por su quinta para hacer el servicio militar obligatorio y destinado en el ejército del Norte. En él le sorprendió la guerra y en él alcanzó el grado de teniente de información. Estuvo en el frente de Santander defendiendo el puerto del Escudo, acción de guerra en la que fue herido. Tras restablecerse, pasó al ejército de Andalucía y permaneció en Valencia hasta la conclusión de la guerra.
       Sobre 1933, estudiando ya en la Universidad de Madrid, conoce en Segovia a la poeta de Cuéllar Alfonsa de la Torre, de quien se enamora. Para ella escribe El cantar de la noche (1935) y en él expone ese encuentro íntimo y delicado para él. No era muy enamoradiza la poeta y aquella relación no prospera, aunque estamos en condiciones de afirmar que su amistad e incluso correspondencia epistolar duró largo tiempo, al menos hasta 1947. Después, Germán Bleiberg entabla amistad en la universidad con una joven asturiana, de Salinas-Castrillón, cerca de Avilés, en el Principado de Asturias, María Antonia Muñiz, con quien contrae matrimonio civil. A esta señora le dedica, pues lo escribe para ella, sus Sonetos amorosos (1936), libro culmen de la poesía garcilasista. De este matrimonio nacen dos niñas. La primera, Alicia Bleiberg, profesora y traductora, lo hace en 1938 y vive aún en Madrid. La segunda, Fabiola Bleiberg, es doce años menor y ejerce como nefróloga en Estados Unidos. María Antonia Muñiz vive aún habiendo cumplido noventa y seis años.
       Germán Bleiberg es apresado en Madrid, en mayo de 1939, y llevado a la cárcel de la calle de Torrijos. Este edificio fue convento, checa, cárcel y ahora residencia de ancianos y tiene el número 53 de la actual calle de Conde de Peñalver. Aquí estuvo hasta final de este año porque fue trasladado a la cárcel de Santander. En la de Madrid fue, durante seis meses, compañero del poeta Miguel Hernández. Ambos fueron premio Nacional de Literatura en 1938. Sólo cumplió cuatro de los doce años a los que fue condenado.
       Las circunstancias de su arresto domiciliario fueron trágicas. Es apresado junto a su hermano Alberto, joven muy sensible que tocaba el violín con destreza y tenía algún indicio de esquizofrenia. Cuando sale de la cárcel, lo hace en tan mal estado físico y mental que jamás volvió a comunicarse con nadie o, si lo hacía, era con apretones de manos, según comenta su sobrina Alicia. La tercera hermana, Miriam, era disminuida psíquica y necesitaba ayuda constante. La madre del poeta estuvo al frente de todo el drama familiar y de la casa mientras pudo. El padre, judío ‒como la madre‒ austríaco, pensaba que, si lo apresaban, lo deportarían y enviarían a un campo de concentración nazi, por lo que procedió a su suicidio como solución al problema.[3] Germán estuvo en la cárcel de Santander hasta 1943, sin ver a su familia. Se buscó la intercesión de Dionisio Ridruejo para que lo trajeran a la cárcel de Madrid, pero el ruego de la familia no fue atendido. Esta puede ser la consecuencia del escaso afecto que el falangista muestra por el poeta madrileño, a pesar de la cierta amistad que aparentemente sostenía. No sólo parece divergencia ideológica y contrariedad política por la trayectoria republicana y democrática del hombre, sino manifestación de la no aceptación de su esencia como poeta, como se constata en sus memorias.[4] Aunque la guía de lectura que le procura Germán Bleiberg al poeta de Burgo de Osma y los poetas que le presenta le permite conocer la poesía última que se estaba haciendo en España, no parece bien recibido por Ridruejo en quien prima siempre lo político, incluso cuando se aleja del falangismo.
       Uniendo elementos sueltos para formar un todo analizable, podemos llegar a hacernos una idea de su situación de postguerra, tras su salida de la cárcel. En ella, escribe, inspirado sin duda por las Miguel Hernández, las nanas para su hija Alicia, inéditas aún y sin el carisma y sentimiento de las del poeta oriolano, y el cuento titulado La rosa negra, aparecido en 2015. Este cuento de hadas, escrito para la hija que no veía desde 1939, está estructurado como un cuento de tradición oral, incluso mantiene la manera de colocar las ilustraciones y parte del texto al que aludían, y goza de todas sus características.[5] Es un libro muy interesante al que sólo le falta un editor que se ocupe de su promoción. Es, quizá, la única obra literaria en prosa que conocemos de G. B.
Sin que pueda dar su nombre porque no se me pudo decir o no se recordaba, un capellán de la cárcel de Santander le debió prestar ayuda en su situación anímica por la coyuntura familiar y su condición de preso sin derechos y lo puso en contacto con personas que podían contribuir a mejorar su situación personal y familiar una vez excarcelado. No se olvide la compleja situación de la madre que tenía ante sí un panorama pleno de dificultades; un hijo en la cárcel, otros dos enfermos y la esposa y niña de G. B. a su cuidado. Hubo de malvender enseres familiares para subsistir. Hasta esto, normal entonces en hogares venidos a menos, fue causa de mala interpretación. Lo cierto es que esta señora ayudó en cuanto pudo a salvar judíos durante la guerra, sobre todo prestando auxilio a los que iban de camino hacia Portugal, con el único objetivo que salvar sus vidas de la barbarie nazi o de la locura colectiva de la pintoresca y vieja Europa de la segunda guerra mundial, situación bélica que nos golpea tras la guerra española.
       Se ha dicho que en Santander tuvo lugar su conversión al catolicismo. No es así. Hubo una aparente conversión, siendo estudiante, presionado por una hermana de Melchor Fernández Almagro. Germán Bleiberg era judío no practicante. Contrae matrimonio civil según la ley aprobada por la República y permanece en su fe o en su laicismo, como se quiera ver. Ante la situación que se prevé tras la guerra, dándose ya por perdida, en Valencia se casa por la iglesia tratando de evitar las consecuencias previsibles y suavizar los castigos. Su acercamiento, más que a la iglesia a algunos eclesiásticos o personas de religión católica tras su excarcelación, sólo indica el camino utilizado para conseguir trabajos con los que ayudar a su familia o empezar a hacerse cargo de ella. Y sobre todo, eliminar esa sensación de desprotección social y miedo a los daños que podía seguir por su ideología.
       Después de su salida de la cárcel, sigue ligado a lo cultural y académico. Se gana la vida dando clases particulares, siendo preceptor de algún alumno de padre adinerado, escribiendo artículos para revistas de pensamiento o literarias y otras colaboraciones en la prensa. Fue profesor de inglés en el Colegio del Pilar, en el que estuvo varios años y del que procedían sus alumnos particulares. En 1949, al alimón con Alberto Navarro, catedrático de literatura de la Universidad de Salamanca, dirigieron un curso para alumnos norteamericanos organizado por el Instituto de Cultura Hispánica. Sobre 1950, trabajó en el Instituto de Estudios Políticos gracias a la actitud liberal de Javier Conde, que lo dirigió entre 1948 y 1956, cuando Manuel Fraga Iribarne fue nombrado sub-director del mismo:
"En el Instituto de Estudios Políticos, reinaba la tolerancia y habían encontrado refugio muchos de los intelectuales que perdieron la guerra, Germán Bleiberg, Premio Nacional de Poesía 1936, ya iniciada la contienda" (Formica, 1998: 19-20).
       Por los años cincuenta, preparaba de manera privada a alumnos de la Escuela Diplomática, analizando y comentando con ellos los temas requeridos para el acceso a la dicha Escuela.
       Es cercano al círculo de Revista de Occidente, Arbor, Clavileño y más tarde de la editorial Alianza, a la llamada de José Ortega Spottorno, y concluye sus estudios de doctorado, como ya sabemos. Además, continúa con el desarrollo de su obra poética e intelectual. Dirigió el Diccionario de Historia de España, editado por Revista de Occidente, y codirigía con Julián Marías el de Literatura Española, para la misma editorial.
       Todo este conglomerado de cosas que ha de hacer para poder subsistir le es criticado desde su participación en Redención, en la que rebajaban condena por ello. Determinados literatos e historiadores[6] ponen como elemento indicativo de cierto colaboracionismo para mejorar su situación, su participación, intervención o como se interprete, en Musa Redimida (1940), al menos así lo deduzco. Algún crítico considera que su participación en esta revista del régimen franquista, una antología formada con poemas de preso políticos, con cuya colaboración ‒dos sonetos ya publicados en Sonetos amorosos en el caso de Bleiberg‒ se redimía condena, le pudo alejar de su lugar en el bloque antifranquista.
Los críticos se olvidan de reseñar que Germán Bleiberg, como republicano, asistió al Homenaje a Antonio Machado, organizado por el Partido Comunista y celebrado en Colliure, el 22 de febrero de 1959 (Muñoz - García, 2010: 137-162), aunque otros autores no lo citan (Castro: 2009).  En la lista de asistentes a Colliure que proporciona Eleanor Wright en el libro citado (p. 170), figura Bleiberg:
"... and poets Aleixandre, Alonso, Bleiberg, Celaya, and de Nora. This homage and other activities, such as manifestos on behalf of free expression, amnesty for the exiled, and an end to repression, were signs of growing assumed by intellectuals of the opposition in cultural and political affairs".
       José María Castellet confirma este aserto:
"Estaban, sí, es verdad, Tuñón de Lara, el profesor Corrales Egea, y los poetas Herrera Petere y Germán Bleiberg constituían el staff de la cultura republicana" (Castellet: 2009).
       Es doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid en 1958, con una tesis sobre Alejandro Humboldt y España. Llama la atención porque su asunto apenas es literario. Pero fue un precursor del tema en boga entonces. También se considera aún interesante y oportuna su investigación sobre Mateo Alemán. El título de doctor, sin duda, le era obligado para trabajar en las universidades estadounidenses, destino que ya tenía decidido. En 1961, marchó como profesor a los Estados Unidos, quizá con la ayuda de Ramón Bela, gestor de las becas Fulbright en España, para quien había trabajado en años anteriores, aunque tampoco hay que descartar que el trabajo le fuese proporcionado por algún amigo suyo ya instalado en Nueva York, probablemente por Juan Marichal (1991: 89-92), de quien era amigo. La situación económica personal de G. B., en cuanto reflejo de la consideración social, es, sin duda, una de las razones de su marcha a Estados Unidos. Si quiere progresar, en España no es el momento para ello.
Esto es tan así que sólo tiene explicación económica la realización del CALENDARIO CERVANTES. Agenda del estudiante español. 1950, de la editorial Rialp. Intervinieron en este negocio Víctor García Hoz (Catedrático de Pedagogía de la Universidad de Madrid), Armando Durán (Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid), María Ángeles Galino (Profesora de Historia de la Pedagogía de la Universidad de Madrid) y Germán Bleiberg (Licenciado en Filología Moderna).
Cuando Josefina Romo se marcha de España en 1958, tenía por categoría la de profesor adjunto de la Universidad de Madrid: su sueldo, 500 pesetas al mes (Bru Romo 1978). Bleiberg no estaba en nómina de ningún organismo oficial.
Su marcha a Estados Unidos supone un nuevo desmembramiento familiar. G. B. emprende viaje en compañía de su esposa y su hija menor, que ya no regresará a España, y deja en Madrid a su madre y hermanos al cuidado de su hija Alicia. Esta situación dura hasta 1975 aproximadamente, año en el que su esposa regresa a España. Desde entonces, G. B. viaja a España con muchísima frecuencia. Hasta que en 1990 fallece en Madrid víctima de un coma diabético. Para la literatura dejó una serie de obras escasamente conocidas actualmente, sobre todo sus libros de poesía. Los diccionarios y otras obras puramente filológicas, que en algunos aspectos no han sido superados, aún están vigentes y se usan en determinados estamentos educativos.
CONDICIÓN DE EXILIADO
De hecho, tras la peculiar vivencia y reflexión sobre el exilio de algunos de esos republicanos aparece todo un modo propio de entender la vida y la existencia humana, que supera la consideración del exilio como un accesorio o un accidente histórico.
Antonio Monclús Estrella (2015: 89)
       Cuando el profesor y académico Piña-Rosales (2008) ofrece una panorámica de la presencia de la literatura española en USA, entre 1598 y nuestros días –1977, año de la disolución del gobierno republicano en el exilio–, se aventura a clasificarla con exactitud y rigor:
"Consciente de la provisionalidad de la siguiente división y animados tan solo por el prurito de ir desbrozando grava en este campo tan feraz como inexplorado, dividimos la literatura española escrita por españoles residentes en los Estados Unidos en cinco grandes períodos: el primero de ellos comenzaría con una comedia escrita, in situ, por Marcos Farfán de los Godos, y representada en los aledaños de El Paso, con ocasión de la toma de posesión del reino de Nuevo México por Juan de Oñate, el 30 de abril de 1598, y concluiría con la fundación de los Estados Unidos en 1776; el segundo se extendería desde esas fechas hasta la Primera Guerra Mundial; el tercero llegaría hasta la Guerra Civil española y el penoso exilio que esta provocara; el cuarto período podría dividirse a su vez en dos fases: una, que alcanzaría hasta los años cincuenta, en los que se produjo el llamado ‘último exilio’ (y que preferimos llamar ‘emigración intelectual’ o ‘fuga de cerebros’), y la otra, hasta 1977, año de la disolución del Gobierno republicano en el exilio; el quinto y, por ahora, último período, llegaría hasta nuestros días".
       Aplicando este esquema a Germán Bleiberg, que llega en 1961, no podría ser considerado como exiliado político. En todo caso, formaría parte de la fuga de cerebros correspondiente a esos años. Pero, dadas las circunstancias expuestas y la represión que soportó para poder concluir sus estudios universitarios y salir de España, sin omitir su condición de emigrado intelectual, creo oportuno considerarlo, con todos los derechos, como exiliado. Bien es verdad, que esta hornada nada tiene que ver con aquella primera ola de 1939. Se asemeja más a las condiciones de pobreza académica, falta de un sueldo digno y de libertad de cátedra que sufrieron los profesores universitarios hasta la dicha fecha, en la que se evidencia la marcha –exilio– de profesores universitarios a Estados Unidos, como hace, por ejemplo, el caso ya citado de Josefina Romo de la mano de Diana Ramírez de Arellano (1919-1997), fundadora del Ateneo Puertorriqueño (1963).
Resumiendo cuanto Miguel Ángel Villena (2009) expone sobre el exilio español en Estados Unidos, entendemos que la mayoría de los profesores exiliados llegan a través de las universidades. En general, vivieron en el olvido y tardaron años en ser reconocidos como tales. Quizá se deba a que los que llegaron a New York y otras ciudades de la costa eran republicanos liberales y no pertenecían a organizaciones marxistas. Casi todos vivieron como docentes, no salieron de su mundo intelectual debido quizá a su dispersión territorial y no contaron con la aureola política de los exiliados en otras latitudes, México por ejemplo. Se vieron favorecidos por el auge del hispanismo y, en general, la universidad fue para ellos un universo-isla que los absorbió (Niño, 2007: 229-244). Así sucedió en Estados Unidos, aunque en México y otros países del exilio, el mayor número de exiliados fue, junto a "una intensa concienciación de injusticia política", lo que permitió su cierto agrupamiento (Olmos, 1990-1991: 131-147).
       Su estancia en EE.UU. no es excesivamente fructífera con relación a su escritura poética, pues publica poco y nada de lo conservado permanece inédito. Esto me hace conjeturar que ha de haber alguien, compañero o institución, que posea algún original inédito de poesía, pues sólo conocemos la publicada en Londres y en Madrid. Ejerció su profesión en Notre Dame University (Indiana), Vanderbilt University (Nashville, Tennessee), University of Massachusetts (Amherst) y New York University (Buffalo). Fue en 1972 catedrático de Estudios Hispánicos en Vassar College (Poughkeepsie, New York). A estas universidades, hay que añadir la de State University of New York (SUNY-Albany). Fue también miembro de The Hispanic Society of América y de la Cervantes Society of América (1981).
Mantiene una magnífica relación con la Asociación de Licenciados y Doctores Españoles en Estados Unidos (ALDEEU) que se funda en 1980, aunque no era muy dado a generar amistades. Con quien más se implicó fue con Jaume Ferrán. Su primera Asamblea (1981) tiene como sede la ciudad de Nueva York, en colaboración con la Casa de España. En la 3ª Asamblea, celebrada en Miami en el mes de marzo de 1983, se homenajea a Dámaso Alonso, con intervenciones de Jaime Ferrán y Germán Bleiberg.[7] Hasta la 5ª Asamblea, Germán Bleiberg pertenece a la Junta Directiva como vocal.
Colabora en Puente Atlántico: 1982. "Notas sobre la generación poética de 1936", en Puente Atlántico (ALDEEU), año III, nº 2, abril. Forma parte del ciclo de conferencias 1981-1982, que tiene lugar en la Casa de España de Nueva York[8]. 1984. "Juan Ramón Jiménez, miembro ilustre de la España peregrina", en Puente Atlántico (ALDEEU), año IV, nº 1, marzo. 1985. Jaime Ferrán - Antonio Torres Alcalá, "Poesía y lengua en Germán Bleiberg". V Asamblea ALDEEU. No dispongo de noticias de ella, aunque continúo indagando. Infortunadamente, no se publicaban Actas de aquellas Asambleas y no queda constancia de sus textos.[9]
Participa activamente en la AIH (Asociación Internacional de Hispanistas). Acude al I congreso de Hispanistas celebrado en Oxford (Londres, 1962), al segundo, en Nimega (1965) y al tercero en México (1968). En octubre de 1963, Gregorio Marañón, director del Instituto de Cultura Hispánica (Cañellas, 2014: 77-91), le entrega la placa de miembro titular de dicha institución.
       Como conferenciante también goza de un buen prestigio. Pero, básicamente fue un hispanista. En 1976, se le concedió una beca de la Fundación March para realizar una Historia del Hispanismo:
"Con la idea de hacer posible una obra de conjunto que dé un significado global a la imagen cultural y artística de España interpretada por los extranjeros, la Fundación Juan March patrocinó un estudio de Germán Bleiberg, Catedrático de Estudios Hispánicos en el Vassar College de Poughkeepsie (Nueva York), profesor hace años en la Universidad de Madrid y autor de diversos trabajos, entre ellos los diccionarios de Literatura e Historia, considerados como obras de consulta ya clásicas. La Historia del Hispanismo proyectada abarcará desde las alusiones extranjeras a España en la Edad Media hasta fines del siglo XIX, incluyendo un comentario de las tendencias hispanistas más docentes que románticas, del siglo XX. Para ello se consultarán archivos y bibliotecas de los Estados Unidos y Europa” (VV.AA: 1976).
Esa ayuda estaba reservada aún en 1979. No la debió de escribir, pero, en 1983, en el inicio de su enfermedad, imparte en la dicha Fundación un curso universitario titulado Cuatro lecciones sobre hispanismo. El desarrollo del mismo tuvo lugar en enero de dicho año: Día 11. ¿Qué es el hispanismo? Día 13. El hispanismo en los Estados Unidos en el siglo XIX. Día 18. Hispanismo e Historia de España. Día 20. El hispanismo y las Bellas Artes. Se conserva audio de esas conferencias en la misma Fundación, que se pueden escuchar por internet.
Fundó en Londres y dirigió con el catedrático inglés John Ear Varey la editorial Tamesis Books Limited, especializada en la publicación de monografías sobre las letras hispánicas:
"With John E. Varey, he founded and co-directed the distinguished publishing house Tamesis Books Limited, devoted to Hispanic letters. He was also a member of The Hispanic Society of America".[10]
Conocer, aunque sea someramente, los hispanistas que asesoraban a la editorial o los que publicaron en ella es admirarse por la labor fecunda que hicieron en aquellos años: Dámaso Alonso, Manuel Alvar, Marcel Bataillon, A. D. Deyermond, E. Inman Fox, Arnold G. Reichenberger, Elías, L. Rivers, Juan Bautista Avalle-Arce, entre otros.
En 1983, G. B. era director del Seminario "Dámaso Alonso" de la Universidad del Estado de New York Albany, por la que había sido contratado al jubilarse en el Vassar College. Al año siguiente, enfermo, debió regresar a España. Como consecuencia de un coma diabético, perdió la vista casi totalmente y la capacidad de escribir, por lo que se le internó en un sanatorio en los últimos tiempos de su enfermedad de la que se recuperó algo con muchas dificultades. Leopoldo de Luis (1986) le escribe un artículo homenaje, en el diario YA, en el que cuenta su situación. Permaneció lúcido hasta su óbito, el día 30 de octubre de 1990. En su lecho de muerte, acompañado por su esposa e hija Alicia, sólo pidió que se hiciese con él lo que les fuese más fácil, lo que menos trabajo les diera. Goza el silencio ansiado en el cementerio de la Almudena de Madrid.
Existen excesivas lagunas biográficas en su vida, tanto de su infancia, de su actividad política antes de la guerra, de su actuación en la misma, de su estancia en la cárcel y de sus años difíciles antes de marchar a la Universidad americana. Su vida en el silencio le ha llevado al olvido de la generación actual. Falta, pues, una más o menos detallada relación de su vida profesional y académica durante su estancia en los EE.UU., aunque sí tenemos alguna que otra noticia proporcionada por él mismo a través de Revista de Occidente, a partir de 1975, en su tercera etapa, lo que le convierte en el cronista del mundo intelectual en que trabajaba y se movía. No sé si se puede juzgar también como indicio de cierta adaptación al mundo neoyorquino o es sólo un trabajo periodístico.
Por ejemplo: en 1969 se celebra el veinticinco aniversario de la publicación de Hijos de la ira. Por esas fechas, Dámaso Alonso estaba en Amberst (Massachusetts). Jaime Ferrán, de la Universidad de Syracuse, organiza una cita con él y otros profesores de universidades norteamericanas. Asisten Juan Marichal, Andrew P. Debicki, Inman Fox, Patrick Dust, Philip Silver, Daniel Testa, José Pedro Rona, Manuel Zapata Olivella, Eugenio Suárez-Galbán, Ángel Zorita, Michael J. Flys, Concha Zardoya, Fernando Arbeláez, Tehodore S. Beardsley y Germán Bleiberg (1969: 231-237), entre otros.
También disponemos de otra crónica, esta vez sobre el Middlebury College, en Vermont. Bleiberg describe cuidadosamente el paisaje, un paisaje que, al parecer, por su entusiasmo, le llena del todo y forma parte de su yo, un yo desarraigado. En este College enseña Juan Cano Ballesta, como profesor visitante (Díez de Revenga: 2015). Cursos de verano impartieron José Manuel Blecua, Manuel García Blanco, Gonzalo Menéndez-Pidal, Manuel de Terán y Carlos Clavería. Por él desfilaron, en años anteriores, Américo Castro, Tomás Navarro Tomás, Leo Spitzer, Gabriela Mistral, Octavio Paz y Joaquín Casalduero (2006), entre otros. En 1949, coincidieron en el campus tres poetas españoles: Pedro Salinas, Jorge Guillén y Luis Cernuda (Bleiberg, 1975: 32-34).
En 1976, G. B. lleva ya viviendo en EE.UU. al menos quince años. Esta nueva crónica de nuestro poeta origina o causa una sorpresa: su afición al cine, porque la del teatro era ya antigua:
"Todo podría resumirse bajo un solo título: poesía. Nashville, la última película de Robert Altman, Travesties, la exhumación biográfica de un año ‒1917‒ concentrado en Zurich, en la comedia de Tom Stoppard, y el Festival Inter de Poesía de Toronto (26 de octubre a 1 de noviembre), son distintas manifestaciones artísticas. Sin embargo, el medio expresivo de los tres fenómenos estéticos es el mismo: la poesía".
Enfoca película y comedia desde el sentido de la preceptiva clásica y adelanta que, aunque de ambas obras se puede derivar un mensaje, no tienen comienzo, planteamiento ni desenlace. La película le interesa porque es un espectáculo que ofrece al público la visión de la multitud solitaria. De la obra de teatro destaca que es una farsa
"en la que se revuelven las ideas estéticas, las posiciones políticas, las alusiones a la historia de la época, con digresiones hacia la revista musical".
El resto del artículo nos informa sobre el encuentro de poetas en Toronto, más treinta de diversos países: Octavio Paz, Robert Creeley, Irving Layton, Nancy Willard, entre otros, destacando la ausencia de poetas españoles. Le gustaron los versos de Donna Dunlop, que traduce, porque le recuerdan a Sylvia Plath:
Odio a mi madre
Odio a mi padre
Voy a matar a mi hermano
Me he comido al gato
Voy a quemar la casa
Voy a vender el coche
De comida le daré veneno
De un frasco de Javex[11]
Y luego voy a casarme.
Destaca la humana dignidad de Octavio Paz,
"de lo íntimo a lo universal, del accidente a las esencias y quinta-esencias, incluso en la serie de breves epigramas con que cerró su lectura" (Bleiberg, 1976: 83-89).
Es interesante el nº 12 de esta tercera etapa, correspondiente al mes de octubre. Casi el número completo está dedicado al Bicentenario de los Estados Unidos. Se ocupa de la "Graduación en un College norte-americano", por supuesto el Vassar, crónica de la ceremonia celebrada en el mes de mayo. Era una institución femenina. Había recibido una invitación de la Yale University para que se fusionase con la antigua universidad de New Haven. Pero optó por la coeducación para no perder su identidad y no abandonar el campus de Poughkeepsie, con dos lagos, árboles centenarios y otras bellezas naturales, sitas en sus 500 hectáreas de terreno. El discurso en esta ceremonia lo imparte su antigua alumna Mary McCarthy y se reproduce completo en la revista (pp. 29-38)
Las páginas 52-55 quedan ocupadas por la traducción al castellano de sendos poemas de Judith Kroll y Nancy Willard, entonces profesoras del Vassar College, en donde, por cierto, estudió la segunda hija de G. B., Fabiola. Las traducciones pertenecen a G. B.
Finalmente en su Crónica de América, G. B. da cuenta de la entrega del premio Joseph Bennett ($12.500) a Jorge Guillén, por parte del poeta y director de The Hudson Review, Frederick Morgan, el 13 de mayo de 1976, que ya llevaba veinte años al frente de la revista. El artículo sirve para comprender las entrañas de esta gran revista norteamericana gracias a las explicaciones de G. B.
Mas, como de lo que trataba era del premio, G. B., de paso, expone su opinión y pensamiento sobre el poeta:
"The Hudson Review ha acertado a poner a Jorge Guillén en el primer plano de las letras mundiales, cuya cúspide comparte con una minoría desde hace mucho tiempo. Es un oportuno aldabonazo para la Academia de Estocolmo. No hay duda de que su nombre ha tenido que estar rondando ya el Nobel (...) La poesía de Guillén ha ido adquiriendo, desde la segura vertiente de Cántico hasta el bloque ‒como el poeta mismo lo llama‒ de Aire nuestro, un carácter de epopeya que conjuga lo esencial-particular con lo mítico-universal. Dejemos aparte Y otros poemas, extensa colección aparecida después de Aire nuestro: en este volumen se encuentran las poesías completas del poeta hasta entonces (1969), casi dos mil páginas, que se aumentarán después con el título ya citado y su Guirnalda civil, poema largo de inequívoca afirmación política, primorosamente editado en Cambridge (Ferguson) en 1970. Aire nuestro no es una obra para leída una vez o para rápida y esporádica lectura: es una catedral de la poesía, y a la vez un compendio de historia literaria, y hasta de historia universal".

CONCLUSIONES
Destierro, desarraigo, enajenación, exclusión, expulsión, exilio, creemos que son nombres que bautizan sin cesar al siglo XX.
Pablo García Arias. (2011: 32)
       Los comentarios llegados a mis oídos, hechos por colegas que lo conocieron en Nueva York, sobre la persona de Germán Bleiberg me dejan la sensación de retratar a un hombre hosco, escasamente sociable. No es así, pues aunque tímido y reservado, era buen tertuliano y hombre hospitalario. Me resulta muy difícil conseguir testimonios de su estancia en New York pues, al parecer, algunos de los escasos amigos que tuvo han fallecido y los otros no dicen nada. También me ha resultado imposible consultar las dos tesis doctorales que sobre él se escribieron. Quizá, conociéndose su realidad vital, se comprenda su especial idiosincrasia. En verdad llega a Estados Unidos cuando el primer exilio de 1939 estaba ya consolidado, algunos de aquellos profesores ya fallecidos y los ecos de la guerra parecían lejanos. Todo esto no impidió que hiciera una buena labor profesional, que se manifestara como un gran humanista y que pueda ser considerado con toda justicia un hispanista que se exilió cuando pudo o le dejaron. Encarcelado en 1939 y condenado a doce años de cárcel, aunque lo excarcelaran en 1943, sólo le concedieron la libertad en la fecha en la que cumplía la condena, 1951. Cuando se lo autorizaron, continuó sus estudios y, cuando pudo, marchó a USA. Hoy, prácticamente, se encuentra en el olvido de los republicanos, de los exiliados y de los literatos.
       Todo cuanto antecede es suficiente para considerarlo como exiliado de guerra, aunque hubo de pasar años para que pudiera serlo de facto. Bien es verdad que apenas podemos encontrar huella de ello en los poemas escritos en Estados Unidos que publicó en Londres en 1975. Este pasado año de 2015, en el que se cumple el centenario de su nacimiento, parece época propicia para reivindicar su obra y recopilarse cuanto acerca del poeta se pueda para tener más elementos de juicio de su vida y obra.
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[1] "Los intelectuales españoles, en casi su totalidad, como nadie se atrevería a negar, se adhirieron a la causa de la República" (Caudet, 1980: 174-176).
[2] "La política de la desmemoria y de la desinformación sobre el pasado persigue la meta última de evitar que la ciudadanía descubra los horrores del ayer, sean recordadas las víctimas, se le haga una debida restitución y se pase juicio a los verdugos" (Caudet, 2009: 993-1007, pero 998).
[3] "Algunos judíos fueron encarcelados y sufrieron malos tratos, pero por su filiación republicana o masónica, como fue el caso de José Bleiberg, que se suicidó antes de ser detenido, mientras que sus dos hijos, Alberto Bleiberg y Germán Bleiberg, estuvieron cuatro años en la cárcel". (Wikipedia: [Documento en línea]. Dirección URL: <https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo_Judaico>.[Consulta: 29 diciembre 2015])
[4] “Pero Ridruejo se siente traspasado por pasiones políticas a las que Bleiberg no es susceptible; este fiel a la República. Y es que la Poesía en armas (1939) de Ridruejo enlaza con una poética fascista por entonces de moda también en Alemania e Italia, compartiendo todos la glorificación de la guerra como fatalidad inevitable a la vez que realidad enaltecedora de la causa por la que se lucha, comparten también sus versos una exaltación de las figuras de los dirigentes fascistas dibujándolos con tales rasgos mesiánicos que quedan versos y estrofas reducidos casi a simples ripios” (Bañeza: 2009: 99). Vid., sobre esto, a Francisco Caudet (1986: 155-189).
[5] Germán Bleiberg (2015). Se inicia el libro con una jugosa entrevista del editor, Jacobo Israel Garzón, a Alicia Bleiberg, hija del poeta.
[6] Francisco Caudet (1978). Juan Carlos García Funes (2011). José-Carlos Mainer (1971). José-Carlos Mainer (2012). José-Carlos Mainer (2013). José-Carlos Mainer (2013a). José-Carlos Mainer (2015). Benjamín Prado (2006). Julio Rodríguez Puértolas (2008). Andrés Trapiello (2010). Elleanor Wright (1986).
[7] “Bajo la presidencia de Dámaso Alonso y la dirección del profesor Germán Bleiberg, se ha celebrado a lo largo de la última semana, en la Universidad de Albany (Nueva York), un simposio bajo el ambicioso lema de Hispanismo como humanismo. Fueron sesenta y seis las ponencias, ya en sesiones generales, ya en otras parciales, que abordaron temas desde el padre Las Casas a Juan de Mairena, con todo lo que ustedes quieran por medio. Participaron profesores de las más importantes universidades americanas. […] Todo ello entre un importante despliegue de erudición que nos confirma que en los Estados Unidos se está investigando la cultura española con tanta o más intensidad que cualquier país de habla hispana, incluida España”. (Carrascal: 1980).
[8] Estoy tratando de recuperar esta conferencia a partir de unos apuntes hallados entre los papeles que conserva su hija Alicia, rescatados en su día por Inman Fox.
[9] Comunicación oral del Dr. D. Antonio Román Román, del equipo fundador de ALDEEU.
[10] Dictionary of the Literature of de Iberian Peninsula, 2 vol. (A - K y L - Z), Edited by Germán Bleiberg, Maureen Ihrie and Janet Pérez), Greenwood Press, Westport. 1993, 219-220. Al inicio del primer tomo, se inserta una Publisher's Note: "This reference word was initiated with the distinguished scholar Germán Bleiberg, but due to his ill health (and subsequent death), Maureen Ihrie took over its editorial edition, later bringing in a colleague Janet Pérez". Se comenzó el trabajo del diccionario, en el año 1970.
[11] Desinfectante doméstico con hipoclorito de sodio al 5,25%; una especie de lejía.

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