viernes, 6 de septiembre de 2013

UN GRAN PROBLEMA EN LOS TIEMPOS QUE CORREN

Escribo esto sin ánimo de molestar a nadie -a mí tampoco me molesta que otros hagan lo que dicen que van a hacer, ¡ellos sabrán su cultura artística en tiempos de ignorancia!- sino simplemente por opinar, no polemizar. Es un pensamiento derivado de otro: ¡cómo está la cosas económica y qué de problemas acosan a la ciudadanía para pensar en esto como tema capital! Parece ser que a algunos les molesta el escudo franquista -a mí me da exactamente igual-. que preside un edificio cultural en Gijón. A mí me puede dar igual quizá por haber vivido la época, pero ¿por qué quieren eliminarlo los que no la han vivido? Parece ser que se espera la eliminación del símbolo del franquismo aunque para eso haya que manipular, mutilar o talibanizar el edificio representante de un modo arquitectónico de una época. No es que yo piense que haya que pegarle fuego ni ensalzarlo más de lo que merece el estilo arquitectónico entonces al uso. Sí que se entiende que es representante de la cultura de un periodo histórico que no gusta a una parte de la ciudadanía ideológicamente opuesta a los autores de lo que ahora parece un desaguisado, sin entrar en razones de por qué quieren quitarlo, ante quién hay que hacer méritos para ascender en el entramado político, que de eso se trata. Si se quita, se ataca a la cultura y se impone la voluntad de unos contra otros. Si se deja, los unos se sentirán abochornados aunque no hayan vivido esa época ahora inculcada no siempre rectamente, sino en el rechazo sin más, aunque poco hay que justificar o nada: hay que ir contra los malos que siempre son ellos. Sólo ellos tienen buena conciencia y los otros son unos malvados endémicos. Es un enorme dilema y un problema "muy importantísimo" para los españoles de ahora a los que sólo acecha el paro mientras nos encontramos en el umbral económico de la pobreza tras la destrucción calculada de lo que entonces éramos la clase media por estos neoconsevadores del G20, del Fondo Monetario o del capitalismo despreciable. Pues sí, lo primero es que Gijón viva tranquilo y que económicamente progrese sin ese ingente problema gravitando sobre el arco de entrada que da acceso al recinto que antiguamente ocupó la Universidad Laboral franquista. Bueno, que los ediles se quiten ese peso de encima para que puedan tomar soluciones verdaderas a los problemas de los gijoneses que serán, seguramente, los mismos del resto de España.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 6 septiembre 2013

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