Castillo Navarro (c) Foto La Verdad |
Hace días informé en esta Calle Tranquila de la visita que Castillo Navarro me hizo a la casa en la que habito entre ruidos veraniegos y la mala educación de los que gritan, sea en el idioma que sea. Castillo Navarro, como persona puede o no ser estimado, se puede tener o no su amistad, se puede admirarlo o no, que eso es lo de menos porque pertenece al ámbito de lo personal, de lo íntimo. Por ello, sin negar que me creo amigo suyo y le estimo, no es mi misión manifestar nada relativo a la amistad que proclamo. Porque mi interés radica primordialmente en su literatura de la que declaro admirador, tanto por la profundidad y valor humano de sus novelas como de los temas que trata. Además, es lorquino, razón de más. Una vez dicho esto, vengo a decir que le devolví su visita, que estuve en Copo Terre y que, de nuevo, volvió a verme a la Calle Tranquila de la Cola de la Cala. Así que toda esta parafernalia sólo tenía por motivo el que le pusiera en orden la novela mata mala mata. Lo más interesante de la novela se inicia por el título, que se puede leer de tres formas al menos: como he dicho antes; mata, mala mata; mata mala, mata; también podemos intentar la siguiente: mala, mata, mala. Ello puede ser así porque una característica de este escrito, casi 700 páginas, es la utilización como recurso literario de una ruptura con la puntuación tradicional, por la que todos los párrafos se inician con minúscula y las comas, en muchísimas ocasiones, brillan por su ausencia. Castillo Navarro quiere publicar, al menos eso dice, que después las circunstancias obran a favor o en contra del deseo, su obra inédita. Pero duda -¿dudaba?- entre los CUENTOS PARA APRENDER A VIVIR, que le hacen mucha ilusión y MATA MALA MATA, por las razones que apunto. Desde 1974, Castillo Navarro no ha publicado, pues ese año apareció en español EL CANSADO SOL DE SEPTIEMBRE, que había aparecido antes en francés, con el título que ustedes leerán en su portada, que incluyo al final de este texto. Por lo tanto, desde LOS PERROS MUEREN EN LA CALLE, de 1959, no ha publicado novela alguna que permita explicarse el lector por qué dejó abruptamente la escritura y no ha dado ninguna razón de cara al público lector ni siquiera a los críticos o estudiosos de su obra. Los perros mueren en la calle abre una temática nueva en su producción: posiblemente sea una de las novela que primeramente se publican dentro de la tendencia "novela urbana", casi al final del realismo socialista. Pero mata mala mata es otra cosa. Es una ruptura tan grande con lo anterior que merece la pena leerse. Es una sorpresa para el lector. En su día, años 1970 y siguientes, pues quizá las inició después del rodaje en la costa almeriense de Lawrence de Arabia, con Omar Sharif, film del año 1962, Castillo Navarro hacía fotocopias de su escrito, incluso regaló algunos ejemplares, y de ella hablaba. Más de lo truculento que de lo literario. ¿Qué cuenta? La excusa para introducir en un paraíso una serie de personajes que aparecen con otro nombre, como Dominique Aubier, el doctor Tomatiss, Hans Hartung, Marcella Altieri y otros personajes significativos de la época, hace ya cuarenta años, es la creación de una sociedad inmobiliaria en Cantigueras, lugar mítico en el que se sitúa la acción. Obviamente, todos estos personajes aparecen con nombres cambiados, pero, repito, son sólo un avispero de relaciones humanas que es lo que da contenido a la novela. No hay que leer la novela realizando una búsqueda de quién se esconde o no detrás de un nombre nuevo. Tampoco sale ninguno de ellos malparado, al menos esa es mi creencia. Si se publica, será por su voluntad, sobre todo, si se tiene en cuenta que introduce en la misma bastante datos biográficos de su infancia y juventud. Yo sólo pienso en lo literario, pero también cuido de poner en conocimiento de su autor si encuentro algo que falta al decoro que se debe a las personas. Así que estoy puesto a la tarea de ordenar los manuscritos y ver las correcciones que hizo José María para introducirlas en la misma. Literariamente hablando sería una sorpresa que cambiaría totalmente la visión que de Castillo Navarro se tiene como escritor. Todo esto lo ha decidido después de ver las Actas del Congreso que sobre su obra se realizó hace ya un par de años.
Calabardina, 30 junio 2012
José Luis Molina Martínez