Seguramente es Rambla Helena (Foto: José Luis Molina) |
Escojo temas para comentar y colgar en el blog y los dejo cerca del ordenador al que se le acumula el trabajo. Pero, poco a poco, y casi de manera inconsciente, se van quedando obsoletos o pierdo mi interés por ellos y no sé qué hacen allí libros, notas y otros materiales. Quizá proceda así para que la Calle Tranquila no sea un confesionario, una manifestación de un "indignado" con los demás y consigo mismo. Ayer me dijeron -después lo comprobé en el periódico- que los que fueran "tomaron" la poca playa de Calabardina útil y levantaron "castillos" en la sufridora, escasa y mala arena que queda en la playa. Los que se ponían en el lugar ocupado para tomar el sol al salir del baño, se sintieron felices, porque los paros, las huelgas, las manifestaciones, los recortes siempre van dirigidos CONTRA los ciudadanos que no tienen nada que ver con eso, o, es más, lo sufren y ellos, los pobres, me imagino, se sintieron solidarios con los castillos en el aire. Yo, como no bajé, no puedo dar las gracias a los que levantaron castillos en la arena. Como todo el que quiera sabe, cual si de un caracol que lleva su casa a cuestas se tratase, me recluyo en la casa de mi santa los meses de julio, agosto y los días de septiembre en los que aún permanecen los niños sin escuela, mis perendengues no salen de la atalaya de la calle (in)Tranquila -le causan inquietud los gritos desordenados de las personas que gritan como si se estuviesen peleando y luego son amigas, las motos, los coches, las partidas de parchís en las que se juegan el grito más bestial, que lo da el que gana-, en esta época de consumo y gritos: es lo único que recuerdo, gritos, voces altas, gritos, gritos. Se habla gritando. Yo, la verdad, no entiendo de nada porque no soy posmoderno a Dios gracias. Si no, gritaría también. Yo llevó aquí treinta y cinco años al menos. Mis hijos no gritaban, mis nietos gritan y gritan y gritan, sus gritos llegan hasta Murcia. Y algunos hasta la Alemania de la Merkel. Calabardina es un desastre de urbanización, pero, bueno, ya está. Pero entonces nadie levantó castillos en el aire en la arena de la rambla. Desde aquello de la central nuclear, todo el mundo de por allí y los ecologistas de por acá se han manifestado en contra de urbanizar aquella zona. Es obvio que, si se cumple la normativa vigente y se evitan situaciones desequilibradas, la Marina de Cope puede ser un lugar respetado y generador de puestos de trabajo que falta hace. No sé lo que contaminará el agua con los abonos y pesticidas de las plantaciones que contiene cuando llega al mar, los días que las ramblas arrasan con todo y llegan al mar que es el morir. Lo de desarrollo sostenible no sé lo que es, pero mola.
¿Hubo castillos de arena en el aire de Calabardina cuando se hizo la urbanización de la playa que está enfrente de la isla del Fraile, esa que tiene su entrada pasada la gran superficie de las prendas deportivas? ¿Se puede entrar en esa playa pública por el camino de acceso a la urbanización privada?
No lo sé. Sólo son preguntas. O quizá, dos maneras de tratar el mismo problema en lugares distintos.
Únicamente pienso que por muchos castillos de arena asquerosa que se construyan en la playa común la autoridad competente no dejará de llevar a cabo una gestión que va a proporcionar riqueza (siempre para los mismos, unos pocos ricos podridos o ricos y podridos) y puestos de trabajo para quienes necesitan comer cuatro veces al día por vicio. Si te dicen que obstruyes la creación de puestos de trabajo ¿tú qué dices? Eso sí, me enteraré en dónde hay que firmar para evitar que aquello se desmadre y la carretera para llegar a la autopista Vera-Cartagena deje de ser un suplicio para los neumáticos y los amortiguadores de los coches de por aquí. El progreso te lleva por delante. Lo peor de esto es que los pelotazos se los llevaron quienes todos saben, al menos estuvieron sus nombres escritos mucho tiempo en la carretera nueva que va de Calabardina pasando por Cope a La Marina. Siempre que sucede algo de esto me acuerdo del cuento de Leopoldo Alas "Clarín", pero no de su título: el tren que iba a pasar por el prado, la vaca en el prado, el tendido eléctrico o del telégrafo en medio del prado, la vaca en el prado, digo, que, al sol, sólo hace sombra. Es difícil conciliar tantos intereses espirituales y materiales y los politizados, porque los que protestan son ecologistas y esos no son políticos, sino seres que se preocupan por la ecología y el medio ambiente a Dios gracias. Yo no veré, por edad, el final de esas obras, porque se harán. Preguntaré a mis hijos cómo queda todo eso, que yo creo que bien. Pero, antes, ¿por qué no protegen los protestantes de una puñetera vez el monte de Cope y lo cuidan y dejan vivir a las volátiles que en él anidan? Gracias. Con menos años, yo protestaría también para que ni las bicis ni las motos entraran en el espacio protegido. Sólo podrían pasar por él los senderistas -si no son luminosos- porque, normalmente, disfrutan de la naturaleza y la protegen, al menos sobre el papel. Y los buenos paseantes que también tienen derecho a una panorámica distinta. De nada.
¿Hubo castillos de arena en el aire de Calabardina cuando se hizo la urbanización de la playa que está enfrente de la isla del Fraile, esa que tiene su entrada pasada la gran superficie de las prendas deportivas? ¿Se puede entrar en esa playa pública por el camino de acceso a la urbanización privada?
Urbanización de referencia. ¿Hubo protesta por esto? Fotografía de MHP. |
Únicamente pienso que por muchos castillos de arena asquerosa que se construyan en la playa común la autoridad competente no dejará de llevar a cabo una gestión que va a proporcionar riqueza (siempre para los mismos, unos pocos ricos podridos o ricos y podridos) y puestos de trabajo para quienes necesitan comer cuatro veces al día por vicio. Si te dicen que obstruyes la creación de puestos de trabajo ¿tú qué dices? Eso sí, me enteraré en dónde hay que firmar para evitar que aquello se desmadre y la carretera para llegar a la autopista Vera-Cartagena deje de ser un suplicio para los neumáticos y los amortiguadores de los coches de por aquí. El progreso te lleva por delante. Lo peor de esto es que los pelotazos se los llevaron quienes todos saben, al menos estuvieron sus nombres escritos mucho tiempo en la carretera nueva que va de Calabardina pasando por Cope a La Marina. Siempre que sucede algo de esto me acuerdo del cuento de Leopoldo Alas "Clarín", pero no de su título: el tren que iba a pasar por el prado, la vaca en el prado, el tendido eléctrico o del telégrafo en medio del prado, la vaca en el prado, digo, que, al sol, sólo hace sombra. Es difícil conciliar tantos intereses espirituales y materiales y los politizados, porque los que protestan son ecologistas y esos no son políticos, sino seres que se preocupan por la ecología y el medio ambiente a Dios gracias. Yo no veré, por edad, el final de esas obras, porque se harán. Preguntaré a mis hijos cómo queda todo eso, que yo creo que bien. Pero, antes, ¿por qué no protegen los protestantes de una puñetera vez el monte de Cope y lo cuidan y dejan vivir a las volátiles que en él anidan? Gracias. Con menos años, yo protestaría también para que ni las bicis ni las motos entraran en el espacio protegido. Sólo podrían pasar por él los senderistas -si no son luminosos- porque, normalmente, disfrutan de la naturaleza y la protegen, al menos sobre el papel. Y los buenos paseantes que también tienen derecho a una panorámica distinta. De nada.
Calabardina, 23 julio 2012
José Luis Molina Martínez
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