sábado, 26 de enero de 2013

EL EJERCICIO DE LA MODESTIA


Me he pasado dos días en Almería -he paseado sus calles- por motivos personales y de amistad. Los primeros quedan satisfechos y los de amistad han sido compensados con demasía. He estado con una treintena de amigos de años anteriores e incluso de Lorca. Fui, invitado por la Casa Regional de Murcia en Almería, lorquinos casi todos en un exilio de años, que vibran magníficamente con sólo ver a personas de Lorca o que les cuenten de sus cosas, para hablarles del poeta Eliodoro. La cosa fue bien para mi edad, pero el coloquio resultó muy decente, muy bien llevado por quienes me preguntaban aspectos concretos del poeta. Después fui agasajado como si fuera un pachá. Vino, empanada y otras cosas que no pude comer por prescripción facultativa. Buen rollo, charlitas en grupos ya que fui saludando a todos y ellos a mí. Por aquello de la conducción nocturna, me llevó a Almería mi cuñado Manolo y mi hermana Mari Carmen. Y, cuando la gente comenzaba a retirarse, escuchó un sonido bajo que parecía el canto a Murcia. Pidió una guitarra, la cantaron, lo celebraron, lo gozaron, y de ahí a las parrandas, la jota, las malagueñas y no sé qué historias más, que fueron cantadas, jaleadas y disfrutadas, pues más de uno se emocionó. Es una tertulia con gente sana, libre, buena, a la que gusta el vino y el embutido de Lorca que me comprometí para cuando vuelva en un par de meses. Esa armonía es la que une a las personas y manifiesta un sentido humano de la vida. No nombro a nadie para que no se me pueda molestar aquel cuyo nombre no consigne. Pero os envío a todos desde esta calle Tranquila de Calabardina, un fuerte abrazo y os digo que disfruté, que sois lo mejor del mundo. Gracias. ¡Ah!, el escanciador hasta es murciano. Lo conservaré.
Llegado a esta su calle y casa, como dormir es un acto que cuesta trabajo llevar a buen puerto, recién acostado cojo un libro para engañar al sueño o esperarlo con otra historia que no fuera o fuese la mía. Tenía ese libro comprado en librería de viejo que no había desembalado quizá un par de años o más y pertenecía a ese reducto en el que conservo los rescates de ejemplares que me atraen. Así que me acerqué a su lectura. Los libros de librería de viejo, antes de lance, o libros de segunda mano, son cosa chula. Siempre guardan algún secreto. Escogí este libro porque trata de la bohemia: TROTERAS Y DANZADERAS, de Pérez de Ayala. Llegué a la página 40 y caí en redondo y, posiblemente, boquiabierto. Digo así porque no sé cómo me quedo dormido, pero eso le pasa a cualquiera. Pero, al dejar el libro, algo se cayó al suelo. Una fuga de letras, pensé. Pero era un recorte de prensa, seguramente de finales de los setenta del pasado siglo, porque era un artículo titulado EL EJERCICIO DE LA MODESTIA, firmado por Ortí Bordás, no sé si ministro o algo de aquellos primeros días de la democracia, posiblemente "azul" -falangista del SEU- y lo quiero recordar en la UCD antes de su desintegración y conversión en AP. Pedía en él "proceder con urgencia a una renovación en profundidad de las técnicas parlamentarias de control del ejecutivo, con objeto de que la Administración no caiga en la arbitrariedad ni las cámaras en irresponsabilidad". Pues todo un ejercicio democrático. El recorte no lleva fecha, pero pertenece a la famosa TERCERA PÁGINA del diario PUEBLO, del que leía con gusto a Emilio Romero. Es una anécdota, pero es curioso lo que puede esconder un libro entre sus hojas ya amarillentas, no en vano el libro es de 1930. 

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