domingo, 22 de septiembre de 2013

DE TODO MENOS LITERATURA EN LA NOVELA DE AHORA


¿Daría esto para una nueva novela de ahora?


Pero eso tiene una pequeña grande explicación: tampoco hay buena literatura que aparezca sino de cuando en muy en cuando. Y a mí, más que la historia que cuenta la novela, me gusta su literatura, cómo está escrita, si escribe en castellano o en la lengua de las escuela de escritores que enseñan a escribir la misma novela a todos los alumnos. O al estilo inglés de la autoedición sin criterios porque no saben detectar la calidad: es buena porque es suya y él es la rehostia. Eso implica que casi todas son casi iguales, se parecen con un trozo de mar a otro trozo de mar. Ahora, es decir, desde hace una temporada, están de moda las novelas que siempre buscan cosas, aunque sea los clavos de Cristo, un Catón, a Leonardo da Vinci, al Dante y al Tomante, o la trama de los ERE, y suceden muchas aventuras escritas para gente que sólo ha hecho la ESO y con eso le basta. Todo muy simple. Cada época tiene sus necesidades. Así que ya no hace falta ser escritor para escribir. Con haber pasado por una escuela de escritores, pues ya está en la mayoría de los casos. Y si tienes una amiga en un pueblo pequeño que te promociona la novela y vende tres o cuatro ejemplares en una edición muy barata que te resulta cara porque te envían los libros de Londres y has de pagar los portes (que cuestan más que el libro), pues, mejor que mejor. Cumple todos los tópicos de la novela de ahora, que no moderna. Pero, claro, si ahora la sometes a un análisis filológico, comparado, polisistémico, la novelita no resiste ni cinco minutos. Así, que ya saben lo que hay que hacer: eliminar a los críticos, hacer que desaparezca la universidad y auspiciar a los escritores de la autoedición. cuya novela te envían desde Londres para más escarnio castellano. Bueno, ya saben ustedes por qué no mantengo relación alguna con estos nuevos escritores, novelistas cuyas novelas no leeré jamás. Aunque me los recomiende mi librera de Águilas. Y es que me joder reconocer que más importante que la literatura es vender libros, como si de un comercio de chorizos y embutidos se tratase.

José Luis Molina
Calabardina, 22 septiembre 2013.

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