El último saludo del año desde Calabardina (Foto: JLM) |
MARÍAS CALLAS LLUEVE EMOCIÓN EN LA
CALA
Graba esto en tu mente: la ópera tiene que hacer derramar lágrimas, estremecer al público, estremecerlo a través del canto, escribía Bellini al libretista Carlo Pepoli mientras preparaban Il Puritani.
trágica más tarde, de invierno, aleja de mis ojos el silencio.
La mar está gris y anochece pausada, lenta, borrosamente.
Recorre la mirada la vertical unión del agua resbalosa
con el tejado de la mansión enverdecida: enredaderas
ascienden como ángelus célibe y florido del mediodía.
El mar es sereno estado de plenitud estable y las osadas
barquitas surcan un horizonte de lluvia sin aspereza.
Aislada mi alma en su sosiego, serena la casa, llena
la interior bodega, la soledad perfecta, suena el misterio
Bellini, estético y moral, emocionante y sincero.
María Callas, en su voz la fértil arena del baglamás,
destinada a encontrarse con un héroe, tal vez Teseo,
tenía en su garganta un laberinto de arpegios procelosos
y la danza de la grulla en una isla de su ruta marina.
Hoy todo es milagro y estremece O rendentemi la speme.
La voz de Elvira se enriquece de matices sombríos,
musita Stéfano Russomanno.
Escucho y vivo el canto intimista y estático.
Suona la tromba intrépido es la faz veneciana
y alegre de mi independencia ejercida
en el retiro de la Cala.
Pasión, lluvia, melodía y mar, siempre el mar,
la paz, la prez, la primorosa sed de eternidad.
Pasa la emoción, como la lluvia, y regresa el silencio
a cada rincón de mi morada, según tiene por costumbre.
Vuelven, gozosos, los pájaros nuevos, a su vaivén
de siempre, renovados. Y continúo, perezoso,
será mi edad otoñal, perdida la mirada en la cándida
lluvia alba caída sobre la mar, mientras Il Puritani
juega en mi oído, divierte mi corazón, me emociona,
con las tibias modulaciones de los tonos graves:
“en su música, la pasión habla por medio de la melodía”.
José Luis Molina
Calabardina 31 diciembre 2013
Música de esta noche para un año nuevo feliz.
Así sentía cuando llegué, sin saber qué iba a suceder, a esta Calabardina en la que he sido dichoso.