entona canto eterno en añil bóveda
de colorido pentagrama en mística
partitura coral. Alabado sea Dios
Omnipotente y el sosegado Espíritu
sobre el dorado vuelo. Baja el cielo
al ara que es el vientre generoso
de María, la Virgen. Ella estaba
en sus cosas y el ángel apareció
por el quicio de su clausura. Soy,
doncella, lo que Él disponga, dile,
comentó a Gabriel que allí esperaba.
Nunca fue más bella de alma,
que en el rostro sólo Gracia habitaba.
Y así se hizo esclava del Señor.
José Luis Molina
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