Hay hombres que parecen robles.
Serafín Piñeiro Martínez era un roble. Fuerte, arrogante, sin maldad, hoy es un
árbol caído. Ha vivido la tormenta de todos esos últimos días de lluvia y el
terreno sobre el que se elevaba se ha visto horadado, desprotegido, y ha caído
sobre el terruño. Así que, cuando entremos en lo que era su territorio, ya no
veremos el roble sobre la colina, fuerte, lleno de hojas verdes, señalando su
presencia, acogiendo a los amigos bajo sus ramas de su peculiar manera. Enfermo desde hace escasa brevedad, el corazón le ha fallado cuando esperábamos que pasara más tiempo con
nosotros. Lo deseaban su esposa, María del Carmen Gallardo Salas, sus hijos
Germán y Marieta, Serafín, Jefe del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de
Lorca, y Mari Carmen, concejal del mismo Ayuntamiento. Y lo esperábamos sus
amigos, los de siempre y los de ahora, sus ex-alumnos de Educación Física y sus
compañeros. Y sus hermanos: Josefa, Germán y Lola. El resto de su familia
también muestra su dolor. Hoy llovía, cosa no usual en Lorca. Mañana es el día
señalado para su sepelio, aunque llueva será así. Y entonces comenzará a
sentirse el hueco que deja. Pero así es la vida. Lo recordaremos siempre,
fuerte y erguido, como ese árbol señero que era. Y, aunque no sirva para nada, ni él pueda enterarse, cultivaremos su amistad todos los días de vida que nos
queden. Descanse en paz.
(Lorca, 19 de diciembre de 2016)
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