A María Payeras le deberá la literatura escrita por mujeres un lugar de honor por cuanto, gran experta en la poesía española de postguerra, se ha ocupado de rescatar figuras de mujeres interesantes que la crítica anterior había pasado por alto. Por ejemplo, se ha ocupado de Celia Viñas, Ángela Figuera, Gloria Fuertes, Alfonsa de la Torre y Ana Inés Bonnín, entre otras. Para mí es significativo el trato que le ha dado a Alfonsa de la Torre por afinidades electas por mi parte. Lo de la poeta Bonnín obedece a mi deseo de localizar las "tardes literarias de ALMA", pues me interesa la revista ALMA por conocer si Alfonsa de la Torre intervino en ella, como lo hizo en una ocasión, 1950, la poeta de la que hoy volvemos a ocuparnos. Pero no logro saber nada de ella, salvo el que de cuando en cuando alguien la cite. Pero no desmayaré en mi decisión de localizarla. En librería de viejo compré LUZ DE BLANCO y ahora he adquirido LA ESPERANZA DEL AMANECER. ANTOLOGÍA, por el estudio preliminar con que María Payeras abre la Antología. La gran sencillez con la que la doctora Payeras expone situaciones poco conocidas es digna de laudo. Leyéndola, se aprende. Y yo estoy aún en la edad de adquirir nuevos conocimientos para morirme sabiendo más. Es, pues, un libro que enriquece mi biblioteca. Sus libros, entre otros temas, trata de autores/as que eran desconocidos/as cuando yo estudié y que, aun ahora, son algo marginales, mejor marginadas, al menos de uso minoritario. Como Antología, sirve para conocer algún poema más de sus otros libros que no poseo. Lo que no es poco.
POLVO Y ÁNGEL
Y, si una rosa más no importa nada
porque el jardín ya diera tantas rosas,
me importa a mí la rosa no encontrada
por ser, únicamente, cuando rosas.
Qué soledad la suya, qué alarido
este alarido suyo casi humano,
que, angélica también si polvo herido
la rosa no encontrada y en mi mano.
Mi mano... Polvo herido, polvo y ángel
donde una mano más importa apenas:
cuajados los jardines de este mundo.
Qué importa si me acerco a las serenas
manos de Dios y caigo en su profundo
ir separando a un ángel de otro ángel.
José Luis Molina Martínez
Calabardina, 6 diciembre 2012.
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