¡Qué milagro se ofrece
cada día
ante la humanidad
indiferente!,
todo un Dios, infinito,
omnipotente,
da su cuerpo, cosecha de
agonía.
Nos espera en amante
cercanía
como agua, vino y pan,
limpio torrente,
zumo añejo de paz, viva
simiente,
alimentos de célica
alegría.
¡Qué humildad!, en el
fruto consagrado
está Dios, el espíritu
inmortal,
en silencioso amor
esclavizado.
Olvidó su dolor, nuestro
pecado,
nos ofrece su reino
celestial,
y le dejamos solo,
abandonado.
Es Vida su legado,
es dádiva de amor
universal
y
acoge en su morada al desterrado.(Enma Margarita R. A - Valdés)
José Luis Molina
Calabardina, 17 abril 2014
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