Cuenca es Patrimonio de la Humanidad. De Cuenca siempre hay que contar algo. Por ejemplo, que, en el día en el que por ella anduve, el sol traspasaba débilmente las hojas de los árboles, esos árboles que moraban frente al Hotel Torremangana, vivían en sus jardines, esos árboles que eran una novedad, quizá porque antes no me había fijado en ellos, joven y raudo para todo, los árboles estaban allí porque tenían que estar. Volver es vivir de nuevo pero (re)conociendo las calles, aquí estuve hospedado, aquí compramos alajú, aquí saludamos a aquellas lorquinas que ejercían en Cuenca de telefonistas, cuando había que pedir la conferencia que siempre te daban con retraso, demora decían ellas, antes de que rodando los números de un dial saliera el número deseado sin tener que esperar y morir de ansiedad.
Estos árboles se irisan por la tarde mientras el sol juega entre sus ramas a esconderse y ser reverbero. Allí estaba el hombre que te preguntaba por tu procedencia, que te informaba de que Cuenca no tiene industria, ha crecido poco, los políticos la han abandonado. Y el que buscaba una librería, harto del mismo discurso que aplicar hasta su propia tierra, que ha sido pasada por la desgracia de un terremoto, tampoco hay donde morirse, tampoco queda un rodal de tierra para todos, seguid apoyando la propia entelequia de la tontuna y dadle nuevos votos a la irrisoria promesa de que son los ricos los que han de pagar el hambre de los pobres, cuando, en verdad, sólo hay que repartir mejor, que con la idea no se come, no sólo de pan vive el hombre, sino de su propio trabajo, no esperando que otros te solucionen el problema, ¡qué han hecho con vosotros, jóvenes "indignados"! Si pudieras pensar, Cuenca, lo que yo pienso... Aún así nos engañan, aún así nos quitan hasta el paisaje. Porque lo primero que socavaron fue nuestra dignidad de humanos.
Este es el Corazón de Jesús que reina en las alturas. Tengo por ahí una foto con un rey, que seguramente conquistó Cuenca, que detrás, como si de un altar se tratase, ampara una cruz. Hay símbolos de haber pasado misionero por la ciudad, símbolos del antiguo fascio, de la falange suprema. Ahí están. No han tenido que arrancar con cincel y martillo una huella de la historia de España, como ha sucedido en Lorca. Como si le fuera la vida en ello a quien se encarga de borrar de la pared el error de una generación, como si le fuera en ello la vida, como si se le tuviera que dar un premio. En cada lugar se interpreta la cosa de una manera. ¿Qué hubiera sucedido de no estar en manos privada el Corazón de Jesús de Lorca? España es una devoción común, no sólo una ruta turística para beber y folgar. Y todo lo que no se rompe es historia de una época. ¿O acaso se pretende borrar eso mismo? Lo de "ojos que no ven", no es correcto, alguno de sus correlatos, sí.
Hasta la fachada de la catedral es maciza, de piedra de pocos vuelos. En Lorca es todo más retorneado, menos austero, más barroco, Cuenca tiene otro aire musical, morado en Semana Santa, penitente, los tambores contra el absoluto, frente al azul prístino. Así que he sacado mis libros sobre Cuenca, la de los aires solanos, la de los fríos de serranía y he visto que ya era una de mis ciudades preferidas. Por la tarde, visité una librería, que no me iba a ir sin adquirir un libro. Me traje uno, LLÁMALO VIAJE (1977-2008), de José Ángel García, no porque me interesara el poeta, que no lo sé porque no lo he leído, sino porque era de EL TORO DE BARRO, de la editorial de aquel Carlos de la Rica que murió de morirse a sí mismo tantos años porque no se encontraba con el modelo adecuado. No sabrá José Ángel García, ni me interesa o me da igual, que tengo el primer libro que publicó en 1977, "Cuatro cosas de mi gato y otras más", del que no me gusta ni el título. Empieza así:
"So soom in the morning
Joan Báez se me apaga lentamente.
Silencio.
En la página, página, página primera se recrean caminos en la barba de don Mariano".
Pues, muy bien.
Este VIAJE, comienza con un poema de gatos:
"Mi gato, gato, gato.
Mi gato no tiene los ojos verdes ni nada de eso.
Mi gato no merodea, ni mucho menos".
Pues, ¡qué bien!
Fallecido Federico Muelas, quizá pasen años para encontrar un poeta de su talla. O de la de Carlos de la Rica.
Fallecido Federico Muelas, quizá pasen años para encontrar un poeta de su talla. O de la de Carlos de la Rica.
Entre las casas que componen LOS RASCACIELOS de Cuenca, asoma una mole infccta que contiene unas letras degradantes que indica que el edificio que hay allí es el museo de las ciencias de castilla la mancha. ¿No tenían otro lugar para ponerlo u otra ciudad? ¿No podían haber calculado el impacto ambiental? A la derecha, por encima de una casa que parece dorada, se ve una mole casi negra. Si no se ve en esta foto, pondré otra para que eternamente se lea una maldad en una ciudad patrimonio de la Humanidad. No se preocupe, mente que lo puso ahí, si no vuelvo a Cuenca no es porque no me guste, a pesar de su pésima estética, sino porque ya no podré viajar.
OMNIA OPERA MORALITATE. Mientras en Calabardina te aterra escuchar al final de la siesta un coche que podía no haber existido que te anuncia con unos vocinazos terroríficos que hay futbol en Águilas, en la recoleta cúspide de Cuenca todos los trabajos se hacen con moralidad. Como debe ser, así no hay corrupción ni municipal ni religiosa. Desconozco si mucha gente se da cuenta de esta inscripción, pero es lo que hay y allí estaba yo, que jamás seré fotógrafo. Quizá por eso, el título del otro libro que compré se titula FIESTA EN LA OSCURIDAD. A mí me gusta más el vocablo OBSCURIDAD, esa bilabial pone más misterio poético que simbología semiótica. No es mala idea y desde luego poco habrá que pagarle al poeta. Se coge el libro y al final del texto se añade las reflexiones de su lectura por un personaje significativo, al menos en su casa, porque yo desconozco a Pedro Luis Casanova, pero es porque me niego a conocer a jóvenes que me puedan sobrevivir:
"Grata
y bienvenida sea
la lluvia que ahora cae sobre el tiempo, en Cuenca".
Solo un paréntesis, es " omnia opera mortalitate" y no " omnia opera moralitate".
ResponderEliminarSolo un paréntesis, es " omnia opera mortalitate" y no " omnia opera moralitate".
ResponderEliminarPues muchas gracias. No sabe las veces que he pasado por Cuenca hasta para ir a Bilbao en coche. Aquello eran otros tiempos. Pero amo sinceramente a Cuenca.
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