jueves, 7 de julio de 2011

MI VECINA HABLA SIEMPRE CON LA VOZ MUY ALTA PARA QUE TODO EL MUNDO SE ENTERE DE QUE ESTÁ EN SU CASA Y SU CASA ES SUYA, DIGO

1.

Iba a empezar por otro sitio, quiero decir personaje, y he visto encima de mi mesa a Zulema Moret. La conocí como escritora de literatura infantil allá por los años ochenta, o sea, hace, al menos, treinta. Me gustaba su forma de hacerlo y su manera de hacer animación a la lectura. Ahora me la encuentro como escritora de poesía escrita por mujeres o feminista, que no distingo muy bien. Pero publica en Torremozas. Ahora he tratado de leer Cazadora de sueños. No he podido. Razones: las obvias en quien intente leerlo. Su disposición es de otra época y el contenido es como el nescafé descafeinado:, aunque este libro sea de 2003.


Soy la mujer sin atributos
la que se niega
la que rechaza
a priori
la guardiana de
la oscuridad sonora
en luminosa rebeldía
la fragmentada
en la era de los fractales
la sencilla miradora
del cielo y sus devaneos
nocturna y decadente
a mitad camino
entre Circe y Penélope
entre Casandra y Helena
destejo del telar del día
los que mis sueños
tejen por la noche.

Pues, en recuerdo de aquella antigua amistad, que te vaya bonito.


2



He casi acabado como mi último trabajo sobre Eliodoro Puche. Queda ese retoque que se hace una mujer en el espejo que ponen antes de salir de casa (¿en el recibidor?) para verse por última vez y entender que va hecha un pimpollo y que todo va a ser la repera, que tendrá éxito y será la más mirada de la reunión, de la misa o de lo que sea. A mí me quedan muchas horas de retoque cerca del ordenador, poniendo y quitando, quitando y quitando, añadiendo aspectos que pasé por alto, quitando los que ahora no tienen sentido. Sin duda alguna, lo colgaré en esta calle tranquila cuando no sea verano y ya está. Porque, ahora, el molesto ruido vecino o vecinal, es la hostia. La señora que está pegada a mí, es un decir, la señora que es contigua a mi casa, arrastra la cama con toda su energía. Será para que me entere de que está limpiando. O de que tiene un par. La de abajo, esa que habla siempre con la voz muy alta, también está arrastrando muebles, pero, para escupir de cuando en cuando, sale al balcón y hace algún que otro comentario, eso sí, en voz muy alta, para que se entere ese que devanea por la calle tranquila. ¡Cómo me gustaría, un día cualquiera, ser limpiadora de mi casa en lugar de escribir sobre Eliodoro Puche!

Este busto en mármol de Eliodoro Puche se debe a José Planes.


3
Las fotos
Las cabras fueron testigas del homenaje a Eliodoro Puche en el cañico de la cárcel con motivo del homenaje a los pocos años de su muerte. Tengo en mi archivo muchas fotos de este acontecimiento, pero me faltaba esta, que hoy he capturado por ahí, por Internet, sin salir de casa. por lo que no puedo rezar aquella oración infantil que me enseñó mi tía Ventura, mientas me signaba y persignaba una y otra vez (había oraciones para todo y me las enseñó todas):
Al salir de casa
ármame
con la señal
de la cruz,
padrenuestro
amén Jesús.



Esta foto es del año 1963. Vino el poeta Alcántara seguramente a recoger el premio de los Juegos Florales y estuvo en el Círculo Cultural Narciso Yepes. No reconozco al primer personaje por la izquierda; el segundo es Francisco Fernández Salvador, médico, uno de los fundadores del Círculo; del tercer personaje recuerdo la cara, pero no su nombre; después, vienen Manuel Alcántara (maestro, todavía se te sigue con el artículo que escribes en La Verdad), Eliodoro Puche y Francisco Ros, el presidente del Círculo y profesor de matemáticas en el Instituto Ibáñez Martín; del último personaje no recuerdo nada, pero preguntaré. Esta foto está recogida de la red, pero pertenece a la Fundación Manuel Alcántara. Esta foto me era desconocida. La pongo aquí porque van a disfrutar algunos pro-Eliodoro de Lorca (no la han visto nunca) y porque no tengo ánimo de lucro. Así que el (c) para la Fundación. Y gracias.

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