martes, 7 de junio de 2011

SON LAS COSAS DE LA VIDA...

                                                        La Plaza de la Estrella hacia 1920

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Todo este lío del seísmo ha venido a alterar mi ecuanimidad conseguida a base de trabajo y disciplina. Tantos viajes a Lorca para arreglar el papeleo que conlleva el solucionar el criticable modo de solventar de modo amistoso una indemnización por daños de contenido que has estado pagando 20 o más años y parece que estás pidiendo limosna -o eso es lo que acabas sintiendo- siendo algo de derecho porque has pagado antes y no has tenido culpa del desastre; tantas visitas a la entidad de ahorro, a la administración de las viviendas, al aparejador, al que te ha de hacer el presupuesto; el no comprender la urgencia de cerrar acuerdos y pretender una normalización -¿de qué?- con calzador; tantos jadeos que provocan las carreras para tener todo acabado antes del 18 de junio, me hacen sentirme jodido quizá porque ya soy mayor: ¡Que soy mayorrr!, gritaba hace muchos años una muñequita de la televisión que nos invitaba a irnos a la cama porque había que descansar para poder ir al trabajo -hoy no existe ese bien- al día siguiente. Era la chica gamberra y simpática. Y mientras, los tambores suenan lejanos una o más veces al día. No es que yo quiera ponerle peras al olmo o discrepe sólo por criticar lo no criticable o que me oponga a las soluciones dadas. Pero, es que... Cuento una anécdota: cuatro grietas; el consorcio paga la pintura por paños de pared; o sea, que el dañado tiene que pintarse el resto de la casa con su dinero, porque el subsidio aprobado no da para eso. Con lo cual, sólo han conseguido que el damnificado gaste más porque la casa no puede quedarse como antes, cuando los muebles lo disimulaban todo. ¿Quizá por eso estaré "rebotado"? Hoy sopla el viento de mala manera, ha llovido en el trayecto y el mar anda levantado con olas mayores de lo por aquí acostumbrado. 

                                          Plaza de España

2
Ayer tarde-noche me desplacé a Lorca para presentar un libro que había escrito durante mi pasada enfermedad, en condiciones no muy positivas para mí. Nada mejor que exponer en esta apartada calle cuanto dije ante políticos, economistas, obispo, curas, otras gentes y la representación del colectivo de ASPRODES que era el protagonista del libro. Hay alguna situación que me pareció notable, como la de una señora que, tras la lectura del soneto tridecasílabo con estrambote que forma parte del texto, aplaudió, arrastró a los demás y después me dijo que había sido ella: gesto memorable, pues es muy bonito romper, de cuando en cuando, con lo políticamente correcto, como llevar corbata, acompañar a quien la situación política demanda, rodear a un obispo para que no se sienta solo en la ciudad, y, en ocasiones, hasta asistir a la presentación de un libro. Las situaciones sociales dan para mucho si se sabe observar.

                                                        ASPRODES


3
PRESENTACIÓN DEL LIBRO ASPRODES. SÓLO NO PUEDO


Me encuentro en este lugar señero, en esta ilustre mesa ocupada por prohombres lorquinos o amantes de nuestra bella ciudad, por haber aceptado, cómo me iba a negar, la amable invitación de la Fundación CAJAMURCIA y ASPRODES para presentar el libro ASPRODES (1976-2010). Sólo no puedo, libro importante a mi entender por las razones que iré dejando caer entre líneas a continuación. Advierto de antemano que la importancia procede del tema que trata, aunque cuenta con otros muchos aditamentos que lo hacen un libro “goloso” y, en realidad, único, digno de ser coleccionado.

Antes de iniciar el inmerecido encargo, que desempeñaré cuando menos con emoción, me voy a tomar la libertad de lamentar, en nombre de todos, cívica, humana y lorquinamente, el duro golpe que ha supuesto para la ciudad y para todos nosotros el seísmo que la ha asolado y del que no quiero hacer conjeturas de futuro, pues el futuro siempre es lejano, ni de sus consecuencias, porque lo inmediato es volver a la realidad diaria: lo que está pasando es muy difícil de asimilar y se necesita mucho temple, empeño y amor para restañar cuantas heridas ha dejado la tragedia del pasado 11 de mayo y sustos sucesivos. En verdad, no sé otra manera de empezar mi intervención sino expresando el sentimiento que me embarga por esta situación realmente inmerecida, si es que algún pueblo merece una tragedia tal. Me atrevo a interpretar el sentir y el deseo de los componentes de la mesa en el mismo sentido, por lo que, en mi criterio, entiendo su adhesión a cuanto he dicho y diré en este sentido porque en todos laten los mismo sentimientos, por no decir lo mismo de los presentes y paisanos sin su autorización, aunque, en mi consciencia, estoy seguro de que albergan el mismo pensamiento.

He escrito en estos días cuanto sentimiento ha despertado este sismo del que todos hemos salido dañados y fortalecidos: dañados por las pérdidas, fortalecidos porque el dolor nos hace más humanos y más fuertes, más duros sí, pero igualmente más sensibles. He plasmado en poemas clásicos todas las impresiones que me ha despertado el daño de todos, el pasmo de todos, el sufrimiento de todos. Pero, acabo de escribir, lo hice el sábado, para esta ocasión, un soneto tridecasílabo que me apresuro a darles a conocer, pues resume todo cuanto, al menos yo, como lorquino, pienso y lamento. Eso sí, con la esperanza y la certeza de que todo va a ser restablecido y la ciudad recobrará su fulgor, no en vano son hombres y mujeres de Lorca los que ya están trabajando en ello a porfía y la gente de Lorca es austera, sacrificada, trabajadora y amante de su ciudad y, por ello, lo lograremos con la ayuda de todos, lo que se agradecede por bien nacidos, y, para mí, también con la ayuda de Dios, al que nos ausentan cada día siendo presente en algunos de nosotros, de vosotros, aunque él ni abandona ni desampara a nadie, como nunca ha desatendido a los internos de ASPRODES:


                EPITAFIO EN FORMA DE
             SONETO CON ESTRAMBOTE

       Por no sufrir la cruel visión de cuanto, roto,
perece por el suelo desolado, frío;
por no sentir en la mirada cuanto mío
yace por la violada tierra, un ocre coto

de innoble descalabro, flor hundida en Loto
elevo sobre torre desmochada en pío
sufragio, sobre el muro abatido en el río
de la vida: acoge, Lorca, mi humilde voto.

Todo parecía del cielo bendecido;
todo alababa fértil llano alabastrino;
todo aclamaba el claro lirio sin abrojo.

Mas rompió tu solio con vil rigor crecido
el siniestro terremoto. Con daño vino.
Templo ni palacio queda: todo es despojo.

En nuestra Lorca alojo
sentimiento de piedad, el pan del olvido,
y la esperanza del nuevo sol renacido.

            Pido, saltándome quizá el protocolo, presentando entonces mis disculpas a tan ilustre mesa si no me corresponde a mí esta petición, pido, al mismo tiempo, un breve espacio de silencio que sirva de homenaje para todos: para los damnificados en cualquier grado, para cuantos han trabajado o están trabajado para aliviar las consecuencias de la tragedia, para todos los que han perdido edificios o vida, para todos los que aún tienen el pasmo en el rostro. Sufrimos como nuestras las desgracias personales y, aunque somos conscientes de lo que nos espera, tenemos confianza de que, poco a poco, Lorca resurja de este daño y vuelva a su esplendor primero.

            Excmo. y Rvmo. Sr. D. José Manuel Lorca Planes, Obispo de la diócesis de Cartagena-Murcia. Excmo. Sr. D. Francisco Jódar Serrano, Alcalde en funciones de Lorca y sobre el que han caído graves responsabilidades y problemas. Excmo. Sr. D. Fernando Mateo, Secretario General de la Consejería de Bienestar Social. Sr. D. Manuel Jódar Martínez, Economista, Vicepresidente Primero de CajaMurcia y persona vinculada a ASPRODES. Rvdo. Sr. D. Ángel Alegría Cánovas, Director Gerente de ASPRODES, señoras y señores.

            Espero sepan disculpar y comprender el que haya alargado unos minutos la presentación del libro que nos ha reunido aquí, bajo la protección de Caja Murcia, pero es que no hubiera podido decir ni una sola palabra sobre el libro que he de presentar si no hubiésemos desalojado de nuestro entorno, por unos minutos, el grave problema en el que todos estamos inmersos. Desaparecido ya el sentido negativo que pudiera tener el suceso en nuestras mentes y sabedores de que, con nuestro trabajo, Lorca será una ciudad nueva en el tiempo más breve posible, puedo, aliviados de nuestro dolor, sujetada nuestra posible ira, reconocida nuestra impotencia, puedo explicar a ustedes lo que ha sido ASPRODES desde su fundación a nuestros días, desde 1976 hasta 2010, fecha en la que se acabó el libro.

            ASPRODES ha sido una institución de gran raigambre en nuestra ciudad desde que se fundó para intentar enmendar un grave problema que sólo se puede subsanar, no solucionar, con el amor y el trabajo de quienes a ello se sintieron dispuestos y el de sus sucesores, pues, aunque la cabeza es la misma, muchas cosas han variado porque el diseño y el progreso social así lo determina. Pero también, aunque sea opinable, ha transcurrido un tiempo corto para algunas cosas, y, sin embargo, largo, o excesivamente largo, para que, con las nuevas generaciones con otro modo de vida, con otra forma de entender las cosas, con otra preparación diferente, no mejor ni peor, sino distinta, se haya podido olvidar esa vinculación por la rutina de las relaciones y por el simple paso, repito, del tiempo, que ni vuelve ni tropieza. Sólo por paliar esto, ya es de gran utilidad el libro que he venido a presentar.

            Es un tópico el que el presentador venga a decir que el libro que ha de mostrar al público es muy importante porque, en este caso, y casi sin querer, se autoalaba y pone por encima de todo el que lo hayan buscado para presentarlo. No es este mi caso, porque en nada voy a crecer o acrecentarme: alguien llegó, alguien dijo que podía escribir el libro y acepté porque no quise defraudar a nadie, eso sí eligiendo a los interlocutores válidos. Si ellos está ahí, ayudando a ASPRODES, por qué yo no iba a escribir el libro que es lo poco que sé hacer medianamente. En correspondencia, he trabajado en exceso, he acudido a la raíz misma de ASPRODES y en ella he vivido cuanto es su vida, he conocido cuanto es su ocupación diaria, su preocupación por los internos, cómo se trabaja, cómo se siente, cómo se vive, cómo se olvida uno de sí mismo para renacer en el otro. Y ese ha sido mi premio: sentirme preparado para narrar la verdad de ASPRODES, al menos lo que yo he entendido de este proceso. Yo he experimentado cuanto he escrito. Me he sentido solo porque en soledad se piensa y se profundiza, me he sometido a opiniones dispares, a criterios multisingulares, hasta que, pasada la prueba, me concedieron la libertad de iniciar el vuelo y llegar a la altura a que se ha llegado, que simplemente es a la que yo podía ascender, ni un palmo más. Así que gracias a todos cuantos han aliviado mi tarea o aportado cosas novedosas, estilo de vida, modo de comportamiento, signo de hermandad, orgullo de servir, capacidad de entrega.

Porque el libro se concibió de un modo y se concluyó de otro. O al revés. Se inició de un manera y se rectificó a tiempo pues el camino iniciado era ya un camino trillado. El libro ha sido escrito tres veces, el libro ha sido depurado, analizado con sobriedad y llevado al lugar en el que ha quedado, que es el que ustedes verán si tienen la santa paciencia de leerlo, cosa que recomiendo. El libro lleva mucho, mucho trabajo, mucha dedicación, mucho cariño también, porque, de no ser así, no hubiera podido ser como es y, seguramente, no lo hubiese acabado, como alguna vez pensé. No es una novela, pero hechos novelescos narra. Pero, sobre todo, hechos de vida y amor, hechos que, conocidos, permiten rectificar opiniones sobre la vida y el destino del hombre y la mujer. No hay nada mejor que tener una experiencia para cambiar de opinión o de modo de entender respecto a cosas de la vida anterior. Hay detalles de vida que uno olvida para hallarla en el más necesitado. Hay hasta una noble y notable sublimación porque se ama a todo un Dios a través de sus criaturas necesitadas. Yo no sé si para esto hace falta ser un héroe o simplemente un hombre inspirado por la divinidad. Y no es que dude de esto que creo, a mi estilo, pero estamos en tiempos contrarios a la presencia de Dios en nuestras vidas diarias, en la comunión de los miembros de Cristo que forman un cuerpo místico, ya que no es un fracaso si alguno o muchos no quieren sumarse a la experiencia religiosa, pues ellos se la pierden. Pero el que ha sido llamado a ello, ofrece un testimonio claro de solidaridad y de amor. Solidaridad al prójimo, amor a los hijos de Dios, hijos de Dios que necesitan el mismo respeto que los prójimos, los cercanos. Y es que prójimos e hijos de Dios son los mismos. Varían sólo según el enfoque de las personas. Así que queda clara la forma de ser de ASPRODES.

No está enfocado el libro en el orden natural de dar a conocer los avatares por los que una serie de personas llegó a conseguir que ASPRODES sea lo que es. Hubiera sido sencillo hacer una biografía del personaje ASPRODES, de cómo, cuándo, dónde y por qué se erigió la Casa Nutricia, la Casa Madre de ALTOBORDO y cómo, de ella, han salido otros edificios, como son la Residencia de Calabardina, la Residencia de las SIERVAS  de María, la nueva residencia inaugurada este verano pasado y me imagino que, en su momento, se pondrán en marcha nuevos proyectos porque, en esta casa, cuando menos se tiene, más se ofrece. Darse es la palabra clave. Así que de entregas personales y de trayectos de vida que se concretan en conseguir estabilidad económica para todos los internos en una u otra Residencia, en racionalizar el tiempo y el espacio y tratar con infinito cariño y respeto a cuantos seres viven bajo el techo de esta Entidad cuya historia se cuenta en este libro y del que yo poco más debo decir, es de lo que trata el libro. Este es uno de sus temas, quizá el más trascendente. Porque si señalo algo, si cuento capítulos, si digo que son al menos 376 fotos a todo color y casi 200 en blanco y negro las que contiene, parecería que no tengo a ustedes en mucha consideración porque eso es algo de lo que inmediatamente se da cuenta el lector experimentado y ustedes lo son y agudos. Pero a ese lector querido deseo decirle que nada de cuanto hay en el libro es gratuito: hasta el orden de las fotos está estudiado y analizado para que el lector se detenga y vea la evolución de ASPRODES. Se van a encontrar ustedes hasta con un DVD con cuanto se ha podido recoger de la actividad pública de la Institución o de sus gestores. Y es que se ha procurado que sea un libro que sirva como promoción del centro por si hay alguna familia que quiera dejar a su hijo o hija aquí, en ASPRODES, en Altobordo, en el silencio que permite escuchar el canto virginal de los pájaros del campo de Lorca. Así sabrá lo que se va a encontrar. Porque es un claustro recoleto en un ámbito creado para acoger en un espacio incomprabale, para que sus habitantes se sientan como en su propia casa o tal vez mejor.

En el libro se da cuenta concreta del programa educativo, del proceso de aprendizaje que siguen los jóvenes y mayores que aquí se cobijan para que sepan ustedes qué se hace y se vinculen más aún con los que hoy son, más o menos a las claras, más o menos en la sombra, quienes se ocupan de que estos señores y señoras, estas personas humanas, progresen adecuadamente y se sepan tratadas como son, como personas con necesidades diferentes, como personas que, solas, no pueden. Por ello se ha redactado hasta una tabla de muchos derechos y mínimos deberes que han de tener los internos para que la gestión colectiva pueda ser gestionada como modernamente se tratan estos problemas. Pero, el más fino amor al prójimo, lo digo de este modo por si a alguien le molesta que los trate como a hijos de Dios, según aprendí de mis padres, se cuela por su articulado. Se pretende, pues, y en nuestra opinión se consigue, vehicular un modelo que sea característico, lo es ya, y que constituya un signo por el que se conozca a esta Institución. ASPRODES como signo de garantía para sus internos.

Como se puede comprobar, narrar hechos históricos implica sólo tener unos documentos e interpretarlos, saber fechas, situar el proceso material de ASPRODES. Pero, rastrear los principios interiores, iba a decir espirituales, por los que se rige, con los deterioros que conlleva toda obra humana, una comunidad de estas características, ha sido algo más duro y que, en definitiva, es en donde reside la originalidad de este libro que ha sido escrito desde la observación, desde la vivencia, desde las noticias aportadas por cuantos trabajan con los internos y desde la solidaridad de criterio y concepto de vida. Puede ser que se note cierto énfasis de satisfacción en quien les habla porque quizá crea que haya conseguido una panacea, por lo que pido sinceras disculpas, pero es cuanto he creido ver y vivir en mis frecuentes visitas a Altobordo, mientras el libro se estaba generando. Eso no es óbice para que el perfeccionamiento sea siempre posible, por esos somos humanos.

También puede parecer que sea ameliorativo para los dirigentes de la Institución, cuando en absoluto era este el objetivo. Sin embargo, son los que son, están los que están y obviamente en ellos hay que descansar los elogios a la Institución, porque ellos la representan para lo malo y para lo bueno. El trabajo de muchos pocos permite el progreso de muchos muchos. Por ello, sólo hay que sumar, comprender y entender: el resto se nos dará por añadidura.

Pocos nombres se citan felizmente de los actuales componentes de la Fundación en el libro, por no decir ninguno. Es una situación impuesta por ellos mismos y aceptada que no necesita mucha explicación. Como todo está en el libro, a su lectura, irán entendiendo estas medias cosas que con tanta rapidez he de contar porque el poco tiempo educado de una prentación casi se ha consumido y consumado ya, el tiempo que ni vuelve ni tropieza y es medida del respeto a los demás.

A mi entender, los promotores de la idea, los que han financiado la plasmación del proyecto en el libro, libro generoso, muy bien editado, con aportaciones artísticas de gran nivel, algunas de ellas hechas con mucho esfuerzo sobreponiéndose al dolor, con un diseño grato, con una portada de una calidad artística comprobable, deben sentirse satisfechos porque el resultado final ha sido notable. Ha servido también este libro para crear una base de datos con cuanto se ha recogido para su confección, como las fotografías, que, en un futuro, cuando se sienta la necesidad de hacer otro libro para recordar cualquier otra efeméride se cuente con material antiguo y moderno suficiente para la labor. Finalmente, gracias a quien nos ha ayudado con el reportaje fotográfico, crónica real de este suceso, ya tenemos material visual para recrear situaciones que nunca volverán, porque el viento, aunque tropiece, no vuelve jamás, ni tampoco hace falta: pero sí podemos recordar hasta el paso de ese tiempo que se enreda en los matorrales de su entorno. Sería ingrato por mi parte y no es mi intención olvidar a alguien de los que han trabajado en este libro, de los que han tenido una sugerencia, de los que han acercado una aportación. Por ello, mis muchas gracias y un abrazo a todos y cada uno de los que han colaborado de un modo u otro en la confección de este libro que nuestra sociedad lorquina debía a esta galardonada Institución: ASPRODES.

Pido perdón si a alguien he molestado durante mi investigación o si me he quejado por sentirme desamparado en ocasión alguna, como en realidad he hecho ante quien no voy a citar porque en ocasiones me he sentido agobiado porque también mi situación personal no era la que hoy tengo, vivía una época que no es necesario olvidar aunque fuese preocupante, o quizá por ello mismo. Y es que, sin duda, las malas épocas sirven para aprender de ellas y cambiar si te dejan, modificar si se puede, renacer siempre.

Y para concluir, gracias a quien o quienes me eligieron para llevar a cabo este trabajo porque me he sentido enriquecido al vivir algo que no forma parte de mi vida diaria, aunque no sé si habré cumplido sus expectativas. Les recomienzo a todos ustedes que lean este libro con devoción, despacio, utilizando todo el tiempo necesario, deteniéndolo si no se dispone de él, pensando en lo que hacen quienes trabajan con los internos y pensando en lo que ustedes pueden hacer por ellos, qué colaboración prestar, cómo participar en este noble proyecto que es ASPRODES y así creerse y ser útil a la ciudad que nos alberga, que bastante dolor tiene en estos últimos días y del que nosotros, sus hijos, tenemos que aliviarla.

                                                         José Luis Molina



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