Cuando todo está que se cae, como La casa de Tócame, Roque (LA CASA DE TÓCAME, ROQUE. Se denomina Casa de Tócame Roque a aquella en que reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y riñas. La Casa de Tócame Roque estaba en la calle del Barquillo, de Madrid, y fue demolida en 1850. Era una casa de vecindad fea e insalubre, famosa por haberla inmortalizado don Ramón de la Cruz en La Petra y la Juana o el buen casero -conocido generalmente con el nombre de La Casa de Tócame Roque- por los mil zipizapes que en ella se armaron; el último, contra corchetes y ministriles, para oponerse al desalojo del inmueble, dispuesto ya el derribo del mismo. En esta y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir su artículo «Día de toros. Casa de vecindad», incluido en su obra Escenas Matritenses. Vid., www.funjdiaz.net/folklore/07/ficha.cfin?id=600), yo quería decir a punto de demolición, llega una noticia extraordinaria, una noticia de las que te hacen creer en la bonhomía de Dios. Una amiga mía a la que he nombrado repetidas veces en esta calle de la cala o la cala de la calle, ha recibido, avisada el mismo día de sismo, un doble transplante de algo que necesitaba. Dios la bendiga y que todo vaya bien, muy bien. Aquí sigue teniendo su calle, su casa y su cala. Tengo que contestarle al mensaje que me envió. Andaba yo ya preocupado porque hacía casi un par de meses que no sabía nada de ella. Alabado sea Dios. Pase lo que pase. Como si vuelven a demoler la Casa de Tócame Roque.
En esta esquina estaba La casa de tócame, Roque.
2.
Tengo ya más de setenta años, he estado estudiando, leyendo y escribiendo toda mi vida. Sigo haciéndolo, aún con mis síntomas de mayor. Todos los días tapo algún hueco, aprendo algo, leo algo nuevo, y cada vez me asombro más. ¡Qué listo fue quien lo dijo! Sólo puedo atestiguar que NIHIL SCIO NISI NESCIO. Sólo sé que no sé nada. Pero, lo que más me jode, es que no tengo tiempo para ponerme al día. De todos modos, sigo escuchando ruidos, hasta yo los produzco, y continúo asomándome por el balcón a la Calle Tranquila.
3.
Hoy hace dos meses que Lorca fue vilmente atacada por un terremoto. ¿Cuántos años han de pasar para que mi pueblo, mi calle, mi casa, se recompongan? Se hizo en casa un pacto que venía a decir que no íbamos a tomar un disgusto por lo que había sucedido. Pero, ya hemos visto cómo veinte años de una casa, con el cariño con que se pronuncia esa palabra, parece que te abriga una bufanda por el cuello cuando la dices, han ido a hacer leches. Hemos recogido cuatro sacos de cosas rotas y lo que queda. Pero, dentro de nada. tiran abajo la casa familiar, en la que viví lo menos veinte años, de la que me fui, a la que no he vuelto, pero donde queda aún parte de mi alma (tanta parte como cosas mías quedan, o sea, libros y otras historias personales). Quiero estar presente. Es ver cómo desaparece algo de uno.
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