Gracián Quijano, al igual que Padre Pareja, son pseudónimos de Francisca Cristina Sáenz de Tejada y Ortí (Andújar, 1896 – Madrid, 1974), quien llega a la capital con su familia y cierta disponibilidad económica en 1940. Pronto entra en contacto con un grupo de mujeres muy interesadas en la cultura. Mantiene la Colección Vilanos, “pensada como edición de bibliófilo” –Josefina Romo también le publica a Carmen Conde un libro en edición de bibliófilo de doscientos cincuenta ejemplares, al igual que hace con Canción de la muchacha que caminaba a través del viento (edición de 25 ejemplares, de 1949), de Alfonsa de la Torre, que se lo dedica a Gracián Quijano)–, en la que pretende publicar “en los meses de marzo, junio, octubre y diciembre” obras de Alfonsa de la Torre, María Alfaro, Elisabeth Mulder, María Sola (Josefina Romo Arregui), Concha Espina, Isabel de Ambía (Amanda Junquera, compañera de Carmen Conde), Gracián Quijano, Carmen Conde, Clemencia Laborda, Josefina de la Torre, Dolores Catarineu, entre otras poetisas españolas. Es muy complicado seguir el hilo de dicha colección, pero el nº 4 lleva por título El lago de los cisnes ciegos, su autora es Gracián Quijano y se publica en el año 1948. Al final de Oda a la reina del Irán, de Alfonsa de la Torre, aparece un manifiesto literario-feminista que firma la escritora Gracián Quijano. Lo hace como editora. Toda esta aventura concluye con algunas dificultades económicas. No sólo había gastado dinero en los libros que se publicaba, sino que también fue mecenas del escultor Antonio González Orea. Antes de la guerra había publicado Mujeres (1934), Meccano. Cuentos de humor (1935). Otras publicaciones suyas son La piedra en el lago (1940), Ofrenda. Poemas místicos (1942), La vida incompleta (1944), Cante jondo (1945), Mujeres hispánicas (1945), Canciones de Fijitsubo y Poemas del Capitán O-Yuki (1946), El lago (1948), Poemas del tronco y la rama. 1940-1948 (1948), y Contra viento y marea: poemas del Sur (1967), entre otras más, como La primera de mis siete vidas (1953) y La segunda de mis siete vidas (1954), o Retorno (1970). Es mi intención que, al final de estas breves reseñas, se llegue a la conclusión de que este grupo de mujeres estaba más o menos unido por intereses literarios, lazos de amistad (tópico convencional) y un cierto feminismo sui generis, que habrá que desentrañar. Son mujeres que están en una segunda línea, se les puede considerar como poetas olvidadas, aunque alguna de ellas escriba una poesía tan profunda de fondo y forma como los hombres que, en la postguerra, parecen haberse adueñado de ella. Y su amistad con este grupo que se origina en torno a ALMA lo indica la publicación de Baladas del alma niña (1946), Poemas de la maternidad estéril (1949), Poemas del puro amor (1950), que salen de la mano de Josefina Romo.
Cedro del Líbano, erguido y susurrante,
hincando su raiz, en nuestro suelo;
soñaba ser saeta en amplio vuelo,
y cuna, y barca, timón y baluarte.
Pensaba con llegar en sumo arranque
a las nubes que bogan en el cielo,
haciendo de su sabia, anhelo
como un gentil y arrollador gigante.
Mas la gubia señera y arrogante
de un andaluz creyente imaginero,
cambió lo duro, en vida palpitante,
Y una Virgen señera, Madre amante,
con perfume de mar de tierra y cielo,
se hizo creación rendida y suplicante.
Gracián Quijano,
Torremolinos, 1965
Este poema procede de http://palmaburgos-dijerondepalma.blogspot.com.es/2009/05/paco-palma-ante-su-maria-auxilidora.html
Este poema procede de http://palmaburgos-dijerondepalma.blogspot.com.es/2009/05/paco-palma-ante-su-maria-auxilidora.html
José Luis Molina Martínez
Calabardina, 6 noviembre 2012.
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