Me llevé mi cámara de fotografiar al acto por si tenía la oportunidad de echar alguna foto para ponerla en el blog. Pero no me hizo falta porque el que más y el que menos llevan aparatos sofisticados que las hace mejor que yo. Así que Manuel Morales García me ha enviado las utilizadas antes y las que pongo ahora. Gracias, amigo. Y mis gracias a Pedro Vera, que tuvo la gentileza de buscarme en Calabardina y llevarme de nuevo a casa de mi santa después de una maratón de chistes regados con vino. Esa fue la sobremesa de la presentación del libro. La cosa estuvo bien. Abracé a Chon, a mi amigo Fernando Cuadrado y a su esposa, a Juan Carlos García Ruiz, presidente de la Cruz Roja en Lorca, a Marisa, a gente que se me acercaba y decía que había sido mi alumno/a y yo en la inopia del olvido. Marisa tuvo conmigo un detalle que le agradeceré toda mi vida: "He esperado desde 8º de EGB para darte las gracias por el trato que tuviste conmigo". Ella venía de Inglaterra y no sabía español. Yo enseñaba literatura y no sabía inglés. Pero la cosa salió tan bien que es, desde hace años, profesora en los IES como se llaman ahora. De esto ha debido transcurrir la bagatela de treinta y cuatro años. Marisa sigue guapa y dulce. También abracé a Antonio López, a cuyo cuidado sigue el Fondo Espín. Y a tanta y tanta gente que no puedo citar a toda. Bueno, parece como un regreso a la vida que abandoné libremente. Hasta otra.
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